Trick or treating en Ciudad Celeste
De puerta en puerta, los niños de la urbanización La Cristalina celebraron Halloween. Disfrazados de monstruos, brujas y animales se presentaron en casa de sus vecinos, que les correspondieron con puñado de caramelos, tal como lo manda la tradición.
La historia de Halloween tiene más de tres mil años, y viene de los celtas. Este pueblo —guerrero de nacimiento— habitaba en Irlanda, Escocia, Inglaterra y Francia, y creía que al finalizar el años (después de cada ciclo de cosecha), los vivos y los muertos se encontraban. Para ahuyentarlos, vestían cabezas y pieles de animales para que los seres no terrenales se confundieran.
En los años veinte del siglo pasado se empezó a utilizar la frase truco o trato (trick or treat, en inglés). Esta es la versión moderna de una antigua tradición originada en la Europa de la Edad Media, cuando niños y adultos pobres aprovechaban la celebración de All Hallows Eve —o Víspera de todos los Santos— para golpear las puertas de las casas y pedir comida a cambio de plegarias o canciones recitadas en nombre de los muertos.
En La Cristalina, el entusiasmo infantil contagió también a los adultos. Algunos, disfrazados de superhéroes, acompañaron a sus hijos a pedir las golosinas. Los vecinos, amables y divertidos por la alegre celebración, estaban preparados para entregar caramelos y chocolates. Es la primera vez que los niños de La Cristalina celebran Halloween. Sus trajes fueron confeccionados con mucho cuidado y el maquillaje y las máscaras eran el complemento perfecto para su primera Noche de Brujas que, de seguro, repetirán hasta que crezcan, cuando contarán las historias de esas noches felices en que se disfrazaban y caminaban por su ciudad pidiendo caramelos bajo la inofensiva advertencia de truco o trato.