La ‘máquina de vivir’ que atrajo a la familia Chock - La Colmena

La ‘máquina de vivir’ que atrajo a la familia Chock

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Cuesta imaginar que una familia pueda dormir tranquila con las puertas de su casa abiertas. Pero Luis Chock no tiene que imaginarlo. Lo ha hecho. “Hemos dejado el carro abierto e incluso las llaves olvidadas en la puerta principal de la casa y no pasa nada”, dice. Él vive con su familia en la urbanización Rubí de La Joya desde hace nueve años. Los Chock fueron una de las primeras familias residentes en la urbanización. Una de las cosas que más lo motivó a mudarse de Guayaquil fue la seguridad. Chock dice que nunca se cambiaría de casa, pues en La Joya encontró el equilibrio entre naturaleza, tranquilidad y cercanía. Le Corbusier —el icónico arquitecto francés— llamaba a ese balance ‘machine à habiter’ —máquina para vivir.

A Le Corbusier le decían el arquitecto de la felicidad porque solía construir “ciudades radiantes”: ciudades en las que el sol, el espacio y los árboles le devolvieran al hombre la alegría de vivir. La Joya es una pequeña ciudad planificada como a Le Corbusier le habría gustado: para la felicidad de sus habitantes.

Luis Chock comenta que al principio, cuando él y su familia llegaron a la urbanización, fue difícil porque no tenían vecinos: las canchas y la piscina se veían muy solitarias. Pero conforme pasó el tiempo, la gente fue llegando. Un día todas las viviendas se ocuparon. Los eventos sociales y deportivos dentro del complejo urbanístico, como competencias de natación o clases de bailoterapia se fueron multiplicando hasta que se volvieron parte de su vida cotidiana, fortaleciendo así los vínculos entre los habitantes: más que simples vecinos, conciudadanos.

Su deseo de vivir mejor comenzó abriendo un periódico. Allí encontró un anuncio publicitario de La Joya que lo hizo soñar. Imaginó la posibilidad de vivir en una urbanización privada con seguridad y orden, un sitio en el que su familiar podría vivir tranquila. Que está muy lejos de la ciudad solían decir, pero Chock no está de acuerdo. Después de todo, la pregunta es lejos de qué: del ruido, la inseguridad, la contaminación, el desorden. Porque lo que necesita está cerca: “Tenemos todo a la mano, supermercados y centros comerciales dentro de la urbanización”, dice Luis. Sus hijos estudian en un colegio cercano, a cinco minutos de casa.  Él se siente más tranquilo al saber que ellos están creciendo en un lugar en el que pueden jugar tranquilamente.

Una casa es el refugio más íntimo del ser humano, un rincón de cielo donde se construyen los sueños. El poeta español Fernando Macarro Castillo, conocido como Marcos Ana, escribió: Mi casa y mi corazón/ nunca cerrados: que pasen/ los pájaros, los amigos,/el sol y el aire. Y en La Joya, de eso se trata: tener una casa de puertas abiertas, un jardín verde, un espacio radiante y feliz. Como la familia Chok.


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