Cuidar árboles para cuidar la vida
El árbol es un símbolo que ha acompañado al hombre desde su origen. Está en las pinturas prehistóricas hechas sobre piedras, el lienzo más útil en aquella época. También está presente en las religiones del mundo: en el budaismo, Buda se ilumina debajo de un árbol Bodhi. El inicio del cristianismo también está ligado a un árbol del que Eva toma la fruta prohibida.
En Villa Club, los árboles son tan importantes como lo han sido a lo largo de la historia de la humanidad.
Allí saben que los niños se desarrollan mejor cerca de los árboles, tal como lo dice Matthew Silverstone en el libro ‘Blinded by Science’. Los pequeños crecen con más eficiencia a nivel cognitivo y emocional en entornos verdes. Su interacción con las plantas crea un efecto positivo sobre enfermedades mentales, depresión e hiperactividad.
Desde hace un año, Villa Club ha estado trabajando en un vivero que forma parte del Plan de Medio Ambiente, que pronto será ejecutado en las urbanizaciones y la carretera.
El objetivo es proponer en las comunidades una conciencia ambiental, impulsar el desarrollo ecológico en la zona y que este vivero sea una especie de fábrica natural para producir un aire más puro.
Por ello, comenzaron a trabajar con cerca de mil árboles que medían apenas cincuenta centímetros, ahora han duplicado esa cifra y tienen 2156 árboles. En el vivero, ubicado a cinco minutos de la urbanización Luna, trabajan tres personas que se encargan de podar, abonar y fertilizar las plantas que ocupan los 288 metros cuadrados del vivero. Este lugar no está abierto al público, debido a los cuidados que requiere cada especie, que será plantada cuando mida por lo menos dos metros y medio de altura.
Primero comenzaron a trabajar con pocas especies como la Washingtonia (una palmera originaria de California, EE.UU.), el Olivo Negro y la Acacia Roja – una de las especies más atractivas del mundo, por sus coloridas flores rojo anaranjadas y el verde brillante de sus hojas-. Ahora cuentan con una gran variedad de especies como la Tabebuia, un árbol nativo de la zona intertropical de América – que va desde México hasta Perú -. Algunas especies son además sumamente resistentes al fuego. También hay un gran número de la palma coco plumosa y las eritrinas, árboles nativos de Sri Lanka, Filipinas, Australia y Madagascar que se han extendido por las zonas tropicales del mundo.
“Los árboles hablan”, dice Lissette Balanzategui. Ella es parte del equipo que ha estado a cargo del vivero desde su inicio y comenta que a través de sus hojas y tronco se puede conocer si algo está afectando al árbol, como insectos, bacterias o la falta de desarrollo por la influencia de factor externo.
Cuidar árboles es como cuidar la vida. Y con ella, la salud y el bienestar de todos los vecinos de las Ciudades para Vivir.