Los HijueRutas montan en bici por las noches
Cuando el reloj marca las ocho, cerca de treinta ciclistas se preparan para romper la noche pedaleando. El punto de encuentro es la Piazza de Villa Club. Aquí los deportistas de distintas urbanizaciones de ese proyecto y otras de Daule y Samborondón se reúnen antes de tomar la ruta que los puede llevar por caminos […]
Cuando el reloj marca las ocho, cerca de treinta ciclistas se preparan para romper la noche pedaleando. El punto de encuentro es la Piazza de Villa Club. Aquí los deportistas de distintas urbanizaciones de ese proyecto y otras de Daule y Samborondón se reúnen antes de tomar la ruta que los puede llevar por caminos muy sencillos hasta terrenos montañosos, sumergidos en la oscuridad, en donde desfogan toda su adrenalina. Este equipo está formado hace cuatro años, y en él, participan jóvenes desde los 14 años hasta adultos de 65. Ellos dicen que han nacido para pedalear, de ahí su nombre: Hijuerutas.
Tienen una ley inquebrantable: reunirse todos los lunes y miércoles a las ocho de la noche. Recorren aproximadamente treinta kilómetros por cicleada en unas dos horas. Una de las rutas más atractivas es la Cantera de Hanna, ubicada muy cerca de La Joya. Ésta requiere de más exigencia por sus condiciones geográficas. En las noches, una vez que el equipo está completo, pedalean por el asfalto de la avenida León Febres-Cordero, pasan La Joya y se detienen en la entrada de la cantera. Encienden las linternas que los guiarán por ese terreno no habitado. Son linternas especiales que se colocan en los volantes de las bicicletas, y tienen una potencia que les permite iluminar más de veinte metros. Siempre hay por lo menos un ciclista que hace de guía, pero puede haber más si la dificultad y las exigencias de la ruta lo requieren. Por ello, para disfrutar de las ventajas de este deporte, es primordial mantener una buena condición física.
Aquí los deportistas de distintas urbanizaciones de ese proyecto y otras de Daule y Samborondón se reúnen antes de tomar la ruta que los puede llevar por caminos muy sencillos hasta terrenos montañosos, sumergidos en la oscuridad, en donde desfogan toda su adrenalina.
Algunos llaman al ciclismo medicina sobre ruedas’ La Universidad Alemana del Deporte, una de las más reconocidas del mundo por sus investigaciones en la materia, señala que a través del ciclismo la capacidad pulmonar incrementa significativamente: una persona que está en reposo consume cerca de nueve litros de oxígeno por minuto, mientras que un ciclista consume ochenta mientras pedalea. Los beneficios cardiovasculares son innegables: montar en bicicleta todos los días puede disminuir en un 50% el riesgo de enfermedades cardíacas y vasculares. De esta manera, aunque suene evidente, el ciclismo permite disfrutar más de la vida: pedalear a una intensidad alta contribuye a alargar la vida unos cinco años.
Para los ciclistas de Hijuerutas los beneficios a la salud son importantes, pero “pedalear no sería tan divertido si solo se pensara en eso”, dice Jimmy Bourne, uno de los fundadores del grupo. Al principio no se conocían muy bien, habían llegado de distintas urbanizaciones de Daule y Samborondón atraídos por los anuncios en la página de Facebook. Ahora, han pedaleado juntos desde Guayaquil hacia otros lugares como Playas y Salinas, pero uno de los retos más grandes que han tenido fue a más de 4.800 metros de altura en el volcán Chimborazo. Subieron hasta el primer refugio en vehículos, desde ahí bajaron montando en bici. El trayecto se volvía más interesante cuando comenzó a llover y a granizar. “Son momentos que se quedan grabados en la memoria”, concluye Jimmy al recordar aquella aventura. Siempre están buscando nuevos lugares para pedalear y a nuevos integrantes para ser parte del equipo: Los Hijuerutas podrían ser unas de las primeras tribus urbanas de las Ciudades para Vivir.