Cuidar a tu mascota es cuidar a tu comunidad
Las mascotas son la mejor compañía para niños y adultos, sin embargo, hay que saber cuidarlos y tomar medidas para vivir en armonía con quienes compartimos una comunidad. Por eso, en las Ciudades para Vivir, las reglas sobre las responsabilidades de cada vecino sobre sus gatos o perros, están establecidas en el Manual de Convivencia. Cada proyecto urbanístico tiene su propio manual, sin embargo hay varios aspectos en los que coinciden; uno de ellos es el del cuidado de las mascotas. El objetivo de estas normas establecidas es lograr una convivencia óptima basada en el respeto al entorno.
Para que las urbanizaciones mantengan un entorno agradable para todos hay que tomar prestadas algunas de las costumbres que encontramos en grandes ciudades como Nueva York, Londres o Buenos Aires. Al momento de pasear a las mascotas, hay que salir preparado y equipado. El Manual de Convivencia indica a los residentes que no puede faltar un collar y una funda plástica para limpiar las necesidades biológicas del animal. La mascota no puede deambular libre por las vías o espacios comunitarios. Primero esta puede causar problemas a los vecinos aún si no es agresiva y, segundo, se pone en riesgo la vida de la mascota. Por ello, algunas directivas tienen la potestad de multar o sancionar por incumplimientos en temas relacionados a las mascotas; todo depende de lo que se establezca en el Manual de Convivencia, que está a cargo de la directiva de cada urbanización.
Otra de las responsabilidades establecidas en el Manual de Convivencia, es mantener los controles sanitarios al día. Faltar a esta norma implicaría poner en riesgo a la mascota y a todos los vecinos. Todas estas normativas responden al Reglamento de Tenencia y Manejo Responsable de Perros, elaborado por el Ministerio de Salud Pública.
Contrario a las creencias populares -pensar que las heces de animales funcionan como abono para la tierra- la Agencia de Protección Animal de Estados Unidos (EPA) afirma que el excremento canino abandonado en parques pueden contaminar las aguas subterráneas porque se disuelven en el suelo, sin ningún control. Además que cuando hay niños pequeños que juegan en el mismo espacio que las mascotas, hay el riesgo de que agarren las heces- que los dueños de la mascota no limpiaron – y se las metan a la boca.
Otra de las responsabilidades establecidas en el Manual de Convivencia, es mantener los controles sanitarios al día. Faltar a esta norma implicaría poner en riesgo a la mascota y a todos los vecinos. Todas estas normativas responden al Reglamento de Tenencia y Manejo Responsable de Perros, elaborado por el Ministerio de Salud Pública.
El incumplimiento de otras normas es mucho más notorio para los vecinos. Si la familia viaja y el perro queda en casa encerrado puede causar malestar a los residentes por sus llantos. Y no solamente eso: las mascotas son seres vivos, necesitan cuidados, alimentación, paseo y atención; al dejarlos solos en casa, no estamos siendo responsables con su bienestar. Por eso, lo ideal es lllevarlas con nosotros si salimos de viaje. Si eso no es posible, hay que asegurarse de encargarlas a un vecino o un familiar que las pueda atender.
Vivir en comunidades como las que existen en las Ciudades para Vivir crea relaciones estrechas con los vecinos. Un vínculo reforzado significa que existe respeto y consideración. Por eso para mantener las buenas relaciones entre vecinos es importante cumplir con el Manual de Convivencia. Cuidar a tu mascota es cuidar a tu comunidad.