El lujo de vivir en ciudades con aire puro
Respirar aire puro es un lujo. Según la Organización Mundial de la Salud solo el 12% de quienes habitan en ciudades alrededor del mundo, respiran un aire saludable. Quienes viven en un lugar que les permite llenar sus pulmones de aire puro, no lo hacen por mera suerte; es una consecuencia de un fuerte trabajo […]
Respirar aire puro es un lujo. Según la Organización Mundial de la Salud solo el 12% de quienes habitan en ciudades alrededor del mundo, respiran un aire saludable. Quienes viven en un lugar que les permite llenar sus pulmones de aire puro, no lo hacen por mera suerte; es una consecuencia de un fuerte trabajo para cambiar los modelos urbanos.
La industrialización hizo, entre otras cosas, que el éxito se midiera en base al número de fábricas y de rascacielos que se construyen dentro de una ciudad. El resultado fue una hiper migración desde zonas rurales hacia las grandes urbes. Nació la necesidad de incrementar cada vez más el número de personas y manos para construir edificios y fábricas. Hoy las teorías de urbanismo han cambiado este paradigma y las ciudades con las tasas más altas de densidad poblacional son las más pobres: Dacca, Karachi, Mumbai, entre otras. Ese tipo de ciudades son hoy insostenible; no hay espacio para los árboles, para los parques, para la vida.
En las grandes urbes, sobre todo en las que existe una gran densidad poblacional, las personas continuamente están respirando las emisiones tóxicas de los vehículos y de las fábricas. Hoy en día se estima que un poco más de tres millones de personas mueren al año a causa de respirar un aire impuro, que se manifiesta como ataques al corazón, cáncer, y otras enfermedades pulmonares.
Quienes habitan en las Ciudades para Vivir tienen el privilegio de estar rodeados de áreas verdes que, en total, suman 662 Km2, donde se ubican 478 parques y más de 117 hectáreas de reserva forestal.
La generación de un aire puro es una tarea de los gobiernos y sus ciudadanos, una labor que se logra con una planificación urbana adecuada. Los urbanistas del siglo XXI recomiendan un desarrollo urbano compacto, con el que se genere un manejo de la energía eficiente. Es decir, que las distancias sean más cortas, que las calles estén diseñadas para favorecer el tránsito de las personas, otorgando seguridad al peatón, que se impulsen prácticas de reforestación y desarrollo de áreas verdes. Estas medidas no solo ayudan a tener un aire más limpio sino que también son catalizadores para el desarrollo de la economía local y la promoción de una vida urbana más saludable.
Las Ciudades para Vivir son parte de este cambio. Están planificadas de forma integral y compacta. La oferta de servicios básicos está incrementando por lo que evenualmente las familias no tendrán que desplazarse hasta la ciudad para ir a lugares educativos, de trabajo, o recreacionales. Los ciudadanos pueden moverse con facilidad usando las veredas que están pobladas por árboles, o en bicicleta a través de las ciclorutas. Existen iniciativas que surgen de los propios residentes para mejorar la calidad de vida; en Villa del Rey plantaron más de tres mil quinientos árboles este año, y la meta es que cada familia continúe plantándolos al pie de su casa.
Los urbanistas del siglo XXI recomiendan un desarrollo urbano compacto, con el que se genere un manejo de la energía eficiente. Es decir, que las distancias sean más cortas, que las calles estén diseñadas para favorecer el tránsito de las personas, otorgando seguridad al peatón, que se impulsen prácticas de reforestación y desarrollo de áreas verdes.
Quienes habitan en las Ciudades para Vivir tienen el privilegio de estar rodeados de áreas verdes que, en total, suman 662 Km2, donde se ubican 478 parques y más de 117 hectáreas de reserva forestal. Los habitantes de Ciudad Celeste, Villa Club, La Joya y Villa del Rey respiran aire fresco.
Las Ciudades para Vivir nacen en este nuevo siglo, en medio de cambios paradigmáticos sobre cómo debe crecer una comunidad. Hoy sabemos que mientras más verde, mejor. Los miradores, las zonas de árboles y plantas, los huertos comunitarios, las iniciativas de reforestación, el incentivo a medios de transporte alternativos como la bicicleta, son impulsadas en ciudades del futuro como las que se construyen, a diario, en estos cuatro proyectos urbanísticos.