Hugo Villegas, un presidente que construye felicidad
Invertir en una casa es invertir en la familia. La casa es, probablemente, el inmueble más preciado en la vida de un hombre; es -en la mayoría de los casos- la compra más cara que una persona hace durante su vida. Cuando Hugo Villegas, de 30 años, tuvo que elegir en dónde compraría su propia […]
Invertir en una casa es invertir en la familia. La casa es, probablemente, el inmueble más preciado en la vida de un hombre; es -en la mayoría de los casos- la compra más cara que una persona hace durante su vida. Cuando Hugo Villegas, de 30 años, tuvo que elegir en dónde compraría su propia casa, evaluó cuidadosamente todas las opciones. Eligió Villa del Rey, porque pudo juzgar en base a su propia experiencia. Recordó que muchos años atrás, el mismo grupo promotor que planificó La Alborada, el barrio que lo vio nacer, es la que hoy está a cargo del desarrollo de las Ciudades para Vivir.
Desde que la construcción de su casa inició, Hugo y su familia iban todos los domingos a ver cómo se levantaba su sueño; él, su esposa y sus hijos se imaginaban cómo iban a decorar cada rincón. Hugo recuerda su casa cuando tan solo era un pedazo de tierra, sin nada. En pocos meses vio cómo se construyeron las paredes que le dieron forma a lo que hoy es su hogar. La expectativa de tener su propia vivienda era grande. Luego de un par de meses de espera, a Hugo le entregaron su casa en abril del 2014.
Cuando Hugo evaluó la posibilidad de comprar en Villa del Rey, pidió a la empresa el Plan Maestro del proyecto urbanístico. Se dio cuenta que era un plan muy ambicioso; que Villa del Rey estaría conformada por más de diez urbanizaciones; que habían planificado espacios para el comercio y que construirían otras vías de acceso que los conectaría más fácilmente con Guayaquil y Samborondón.
Hugo es un hombre planificador. Es el dueño de una agencia de viajes y administrarla, lo ha convertido en un hombre que sabe gestionar. Por eso cuando en Reina Beatriz convocaron a las elecciones para elegir a la directiva de residentes, él elaboró con anticipación un plan con objetivos para la futura Asociación.
Le tomó ocho meses completar el proceso de mudanza. Pese a que el anhelo de estrenar su nueva casa era grande no se atrevía a dejar La Alborada, el barrio en el que creció. Finalmente, en noviembre se instaló con su familia en Reina Beatriz de Villa del Rey. A menos de un año de mudarse, comprobó que todo lo que decía el Plan Maestro era cierto. A pocos meses de haber llegado a Reina Beatriz, abrió Plaza Tía, ubicada a pasos de su casa. Allí realizan las compras de sus víveres y pueden ir en familia a disfrutar de los diferentes restaurantes y locales comerciales, varios de ellos de los propios habitantes de las Ciudades para Vivir. El centro comercial más grande de Sudamérica, El Dorado, abrió hace muy poco, cerca de su hogar.
Al comienzo le costó acostumbrarse a levantarse a las seis de la mañana para iniciar su jornada del día. Sus hijos querían regresar todos los fines de semana a su antiguo barrio para jugar con los amigos que habían dejado. A su esposa no le agradaba manejar por más de treinta minutos todas las mañanas para ir a dejar a los chicos a la escuela. Pero de a poco se acostumbraron, pues vieron que los espacios verdes, la tranquilidad, las áreas de esparcimiento y la convivencia en comunidad, eran invalorables. Además, el proyecto le ha resultado atractivo a varios de sus antiguos vecinos de La Alborada, quienes también eligieron a Villa del Rey como su nuevo hogar.
Hugo es un hombre planificador. Es el dueño de una agencia de viajes y administrarla, lo ha convertido en un hombre que sabe gestionar. Por eso cuando en Reina Beatriz convocaron a las elecciones para elegir a la directiva de residentes, él elaboró con anticipación un plan con objetivos para la futura Asociación. Sus vecinos notaron su interés y su capacidad para resolver problemas y lo eligieron como el Presidente de la Asociación de Reina Beatriz.
Hugo vive hace casi dos años en Villa del Rey y sabe que su decisión de mudarse fue la correcta. Él creció en un barrio en el que fue feliz y hoy, al ser parte de las Ciudades para Vivir, ayuda a construir esa felicidad para sus vecinos y sobre todo, para sus hijos.