En Villa del Rey tu casa crece con tu familia
John Lennon dijo que la vida era lo que sucedía mientras uno hacía planes, pero en Villa del Rey, la vida es lo que sucede hasta que construyes el segundo piso de tu casa. Hay muchas razones por las que cada vez más gente elige mudarse al proyecto urbanístico de más rápido crecimiento de la cuenca del río Guayas: seguridad, vida en comunidad, las canchas y piscinas de los clubes de cada ciudadela, los espacios para fiestas infantiles, la tranquilidad de vivir alejado del ruido y contaminación de la ciudad, la excelente relación calidad-precio. Pero de todas esas razones, hay una que sobresale: la idea de la casa crecedera.
La casa crecedera es un concepto arquitectónico que permite viviendas maleables: se ajusta al tamaño de cada familia y crece con ellas. Esto permite que podamos planificar nuestra vida en todos los aspectos que son fundamentales. La investigadora de la Universidad Politécnica de Madrid, Lucía Martínez López, lo explica de esta manera: “ Una casa crecedera es aquella unidad espacial mínima que por su tamaño se vuelve asequible en el mercado y que con el paso del tiempo y gracias a un diseño previo que lo contemple y facilite, aumentará de superficie”. Ese es el punto fundamental: el aumento programado del espacio físico en que vivimos, lo que hace que la casa se adapte a las necesidades familiares.
Las familias que viven en Villa del Rey son, por lo general, matrimonios jóvenes. Al empezar siempre hay ciertas preguntas que se presentan. Lucía Martínez dice en su investigación: “Cuando uno comienza a vivir en una vivienda hace ciertas hipótesis de cómo será la vida ahí, pero ¿cómo se sabe si dicha casa será capaz de adaptarse a los cambios inciertos que puedan suceder? ¿Habrá suficiente espacio por persona? ¿Se disfrutará de una privacidad adecuada? ¿Surgirán problemas de convivencia derivados de una mala distribución espacial en caso de que varias personas habiten la vivienda? ¿Cuántas personas será la cantidad óptima para habitar la vivienda?”. Esas preguntas tienen respuestas para quienes viven —y planean vivir— en Villa del Rey. La casa crecedera tiene un diseño que permitirá construir un segundo piso cuando haya más hijos —o venga una abuela, o una madre a vivir con nosotros—. Es una ventaja trascendental al decidir la compra de una casa. “Si yo hoy recién me caso, no tengo hijos, o solo uno, mañana mi familia crece, entonces esa casa crece conmigo.”, explica Daniel Carpio, jefe de ventas del proyecto urbanístico.
Esa versatilidad eleva al cuadrado el valor social de Villa del Rey: este proyecto urbanístico ha sido pensado para que dos personas con un ingreso básico puedan acceder a una casa en urbanizaciones cerradas, con servicios de primer nivel y comunidades armónicas.
Si a eso se le suma el potencial de la casa de ir creciendo con nosotros: a medida que uno hace una carrera en una empresa, o su pequeño negocio se consolida, es posible que la casa evolucione, al igual que sus dueños. En Villa del Rey hay dieciséis modelos de casas con un diseño crecedero. Para cotizarlas y conocerlas, basta dar click aquí: la vida es lo que pasa mientras nuestra familia —y la casa— crecen.