Dispensadores para mejorar el cuidado a las mascotas y la vida en comunidad
Existen dos tipos de personas: los que se conmueven fácilmente observando el movimiento incesante de la cola de un perro, y aquellos a los que esa misma cola, no les causa la menor gracia. Para los primeros, las mascotas son miembros de su familia y se preocupan por que tengan todas las comodidades: una cama bien acolchonada, juguetes para que se diviertan, ropa y demás insumos; los segundos apenas sonríen al ver un perro o un gato cerca. A pesar de esa diferencia en sus afectos y desafectos hacia las mascotas, estos dos tipos de personas conviven en una misma comunidad y para que esa convivencia sea armoniosa, es importante definir normas que eviten que las mascotas que son la alegría de unos, se conviertan en la incomodidad de otros.
A muchos nos ha pasado que vamos a un parque y de repente encontramos excremento de perro en medio del césped o de una cancha o cerca de un juego infantil. ¡Nada es más desagradable que eso! Evidentemente, recogerlo es responsabilidad del dueño de la mascota. Y justamente eso está regulado en los Manuales de Convivencia de las Ciudades para Vivir Para evitar molestias, se advierte a los vecinos, que mientras se pasean a los perros, lleven fundas plásticas en las que puedan recoger los deshechos de sus mascotas. Es una norma que además consta en el Reglamento de Tenencia y Manejo Responsable de Perros, elaborado por el Ministerio de Salud Pública.
Recoger los deshechos de nuestras mascotas evita también que la lluvia -muy común en esta época- pueda conducir esta materia fecal hacia nuestro suministro de agua y aumentar la propagación de enfermedades. Un gramo de excremento de perro contiene en promedio 23 millones de bacterias fecales, las que pueden terminar en una salmonelosis u otra enfermedad severa.
Recoger los deshechos de nuestras mascotas evita también que la lluvia -muy común en esta época- pueda conducir esta materia fecal hacia nuestro suministro de agua y aumentar la propagación de enfermedades.
Aunque en Ecuador, es muy poco habitual que los dueños recojan los desechos de sus mascotas, es necesario que se asuma esta responsabilidad para evitar enfermedades y molestias al resto de personas con las que convivimos.
Para facilitar la adopción de este hábito, los administradores de las urbanizaciones La Cristalina, y La Península de Ciudad Celeste, intentan impulsar este hábito colocando dispensadores de fundas y estaciones para su depósito en los alrededores de la urbanización, para la recolección de los excrementos de los perros. La medida ha tenido buena acogida, al final de cada día en los depósitos se han contabilizado un promedio de 210 fundas diarias retiradas. Este mecanismo comenzó a principios de enero, y ya está dando resultados, pues los vecinos son cada vez más conscientes de lo que implica cuidar a las mascotas con responsabilidad.
Esta es una gran iniciativa que también se ha aplicado en urbanizaciones en La Joya y Villa Club y que el resto de urbanizaciones pueden adoptar en las Ciudades para Vivir, así todos empezamos a asumir estos hábitos que facilitan la convivencia.