Las fuentes de agua de Ciudad Celeste
En las Ciudades para Vivir reina la planificación; cada elemento que forma parte de este proyecto urbanístico está pensado para servir a los ciudadanos. Las fuentes que se encuentran a lo largo de la gran vía en Ciudad Celeste, son más que un ornato. Cumplen con una función específica: permiten reciclar.
Debajo de las calles – en el subsuelo de las Ciudades para Vivir- siempre hay movimiento. Por allí, pasan los cables eléctricos, conexiones telefónicas, canales y tuberías. Toda el agua que sale de cada domicilio se traslada a través de esas tuberías subterráneas a una planta de aguas residuales que las trata para que sean posteriormente reutilizadas en el riego de áreas verdes de las Ciudades para Vivir.
Cada día en Ciudad Celeste, las dos mil quinientas familias reciclan alrededor de tres mil 590 metros cúbicos de agua, la misma cantidad necesaria para llenar dos piscinas olímpicas de 50 metros cada una. En una planilla de agua, ese monto equivaldría a quince mil dólares.
Si las piletas no existieran se tendrían que construir grandes cisternas de agua potable para mantener las áreas verdes, un método mucho más costoso, y por supuesto, menos estético.
Las fuentes de agua están interconectadas entre si y a través de vasos comunicantes se asegura que cada una de las tres piletas se llenen y funcionen adecuadamente. La fuente que está frente a La Serena puede almacenar 450 metros cúbicos, por ejemplo. Si las piletas no existieran se tendrían que construir grandes cisternas de agua potable para mantener las áreas verdes, un método mucho más costoso, y por supuesto, menos estético. Además, el uso de agua tratada ayuda a un mejor crecimiento de las áreas verdes y reduce el consumo de agua potable.
Estas fuentes de agua son un elemento característico diferenciador de Ciudad Celeste. Los chorros de agua que surgen de las piletas durante todo el día, formando una columna de agua, es parte del paisaje de este proyecto urbanístico. Este mismo chorro sirve además para darle el movimiento que el agua necesita para oxigenarse y evitar que se descomponga y se estanque. El movimiento es permanente y cumple su función.
De eso se trata la buena ingeniería -y las buenas ideas-; lo estético y lo funcional. Detrás de una bonita estructura siempre habrá una razón de ser, y las piletas de Ciudad Celeste son prueba de ello.