Las mejores vacaciones están en las Ciudades para Vivir

El último día de clases es probablemente uno de los días más esperados del año para un niño, pero no para los padres que se preguntan cómo hacer para que los hijos no se aburran durante los tres meses de pausa escolar.

Los vacacionales existen por eso, para evitar que mamá, papá e hijos se vuelvan locos descifrando qué hacer con tanto tiempo libre —y claro, para muchas otras cosas saludables como aprender algún deporte o tocar un instrumento—. En las Ciudades para Vivir, las vacaciones las disfrutan todos. En muchas urbanizaciones se han organizado cursos para que los pequeños aprovechen su tiempo libre. Así los papás no tienen que hacer malabares para llevar a los hijos a alguna academia lejana, pues todo pasa a pocas calles de su propia casa.

En las Ciudades para Vivir, las vacaciones las disfrutan todos. En muchas urbanizaciones se han organizado cursos para que los pequeños aprovechen su tiempo libre.

En Doral, urbanización de Villa Club, hay un vacacional en el que los chicos practican fútbol, volley, natación, defensa personal, danzas jazz y modelaje. Comenzó el 15 de febrero pero en poco más de una semana los niños se comportan como amigos de toda la vida. Ya se hacen bromas entre ellos, comparten los refrigerios y hasta apodos se han puesto. Estrechar los lazos de amistad es precisamente una de las metas de este vacacional según Enrique Lucas, el instructor de fútbol.

Hay unos 25 niños inscritos de entre 6 y 11 años, que saben que están allí para divertirse y conocer a sus vecinos. Patricio Baldeón, papá de Nayeli, una niña de seis años que asiste al vacacional, está contento al ver a su hija correr y reírse con sus amigos. Es el primer año que ella asiste a un vacacional, pues antes él la consideraba muy joven para ir. La mamá la pasa dejando cada mañana cuando va para el trabajo, y a la una la recoge él o la señora que trabaja en su casa. Le resulta cómodo que los cursos sean dentro de su urbanización, pues así puede manejar mejor sus tiempos para que su hija pueda asistir.

Incluso aquellos niños que no asisten al vacacional de la urbanización, pueden disfrutar de las piscinas del club social, o de andar en bici o simplemente juntarse y jugar al aire libre.

Diana de ocho años dice que la clase que más le gusta es la de jazz, porque baila sus canciones favoritas. Una de las grandes ventajas de vivir en una Ciudad para Vivir es la seguridad que la familia tiene. Aquí el lugar donde uno vive es —realmente— una comunidad. Los niños juegan fuera de casa, sin que los padres tengan que preocuparse por los peligros, pues allí, hay seguridad permanente. Aquí, Diana regresa del curso a su casa caminando todos los días, junto con otras compañeras del vacacional.

Incluso aquellos niños que no asisten al vacacional de la urbanización, pueden disfrutar de las piscinas del club social, o de andar en bici o simplemente juntarse y jugar al aire libre. Aquí los chicos pueden disfrutar de una niñez plena.

A diferencia de otros cursos vacacionales, las amistades que aquí nacen no serán de temporada, sino para toda la vida.