Rebeca Núñez, una mujer inagotable
Rebeca Núñez es de aquellas mujeres que parecen inagotables. Su rostro está siempre acompañado de una sonrisa. Tiene tres hijos y un esposo. Con ellos inicia su día: despertar, preparar el desayuno, llevarlos a la escuela. Desde muy temprano, empieza el ajetreo: ser mamá implica tener siempre algo más que hacer, dice.
Ella vive en hace un año y medio en La Península de Ciudad Celeste y este mes se convirtió en la ganadora del concurso organizado por esta Ciudad para Vivir para celebrar a las mujeres emprendedoras y positivas, listas siempre para aportar con nuevas ideas y proyectos que mejoren la vida en su comunidad.
La familia de Rebeca fue de las primeras en instalarse en La Península. Recuerda que al principio tenía miedo porque no tenían vecinos y su casa está ubicada en la última calle de la urbanización. Pero pronto se dio cuenta de que la seguridad de esta Ciudad para Vivir es excepcional, ya que el personal de vigilancia ha estado pendiente de ella y su familia desde el inicio. Hoy, es una mujer activa dentro de su comunidad; ha sido un apoyo para su esposo cuando él organiza los campeonatos de básquet con los otros vecinos.
Rebeca Núñez vive en hace un año y medio en La Península de Ciudad Celeste y este mes se convirtió en la ganadora del concurso organizado por esta Ciudad para Vivir para celebrar a las mujeres emprendedoras y positivas.
Rebeca es una madre joven; a los veinte años tuvo a su primer hijo — hoy, de dieciocho, la misma edad que ella tenía cuando comenzó a trabajar en la empresa de su familia, dedicada a la comercialización de productos químicos—. A sus 38 años, su trabajo la ha hecho experta en la administración de empresas, y por eso, asegura su esposo, ella es quien manda en casa.
Además de su trabajo formal, Rebeca hornea pasteles. Es una especie de hobby por el que a veces, gana dinero, pues algunos familiares, amigos y conocidos, saben de su habilidad y suelen hacerle pedidos.
A pesar de todas sus actividades diarias, Rebeca intenta encontrar momentos para dedicarse a sí misma. Todas las mañanas, hacia las ocho, trota por las calles de su urbanización y cuando llueve opta por entrar al gimnasio y usar las caminadoras. Ese ejercicio diario le da fuerza y energía para enfrentar su día.