Kattya Vera, una emprendedora en Villa Club
Kattya Vera tiene 29 años y un negocio propio que crece rápidamente. Hace dos años abrió La Mina, su restaurante, ubicado en la Vía Salitre-Samborondón. Tiene cuatro empleados con los que trabaja para ofrecer a sus clientes desayunos, almuerzos, servicios de buffet y variedad de dulces. “Ese local no solo es importante por lo que […]
Kattya Vera tiene 29 años y un negocio propio que crece rápidamente. Hace dos años abrió La Mina, su restaurante, ubicado en la Vía Salitre-Samborondón. Tiene cuatro empleados con los que trabaja para ofrecer a sus clientes desayunos, almuerzos, servicios de buffet y variedad de dulces. “Ese local no solo es importante por lo que produce, sino por su significado”, dice Kattya, en referencia al nombre del restaurante, que surgió de “mamina”, el nombre cariñoso que ella le daba a su abuela, la matriarca de su familia. Desde el inicio, ella ha sido la encargada de la administración y las finanzas, mientras que su hermana ─que ya tenía experiencia en catering─, se ocupó de la producción.
Para esta joven emprendedora, las prioridades están claras: su negocio y sus seres queridos. Desde niña, Kattya era muy cercana a su familia, cuya figura principal era su abuela. Fue ella quien la inspiró para ser una emprendedora fuerte y decidida e iniciar su negocio propio.
Ella fue una de las participantes del concurso por el día de la mujer organizado por Villa Club, la Ciudad para Vivir en la que eligió construir sus sueños. Kattya vive en Luna junto a su madre y hermana hace más de cuatro años. La casa de al lado es de su tía y enfrente su abuelo, su otra hermana tiene su casa en una de las manzanas cercanas. Para ellos, la cercanía es fundamental.
Kattya vive en Luna junto a su madre y hermana hace más de cuatro años. La casa de al lado es de su tía y enfrente su abuelo, su otra hermana tiene su casa en una de las manzanas cercanas. Para ellos, la cercanía es fundamental.
Kattya es ingeniería comercial y antes de iniciar su negocio propio, trabajó diez años en instituciones bancarias, pero su espíritu de emprendimiento ya estaba naciendo. Cuando inició con La Mina solo vendían sándwiches y bebidas ligeras, pero con el tiempo la clientela creció y ella decidió renunciar a su trabajo y dedicarse por completo al restaurante.
Aunque está muy enfocada en su negocio, también le interesa la moda y los productos de belleza, y su espíritu inquieto y emprendedor la hace soñar constantemente con otras opciones. Ha pensado en la posibilidad de abrir un spa o una peluquería, para eso, se informa. Hace dos semanas estuvo en Nueva York, para asistir a una feria de salud y belleza. De allí, llegó con ideas nuevas que la han hecho incluso desear viajar fuera del país para estudiar una maestría.
Desde que abrió su negocio, ha tenido más tiempo para pasar en casa e involucrarse en las actividades que se realizan en su urbanización e incluso asiste a clases de bailoterapia en Piazza Villa Club, sin embargo tiene deseos de participar más activamente en la comunidad, que para ella, es una extensión de su propia familia.