Son los que más casas construyen y los que menos accidentes de trabajo tienen
La gente se lastima más en el trabajo de lo que uno supone: Según la Organización Mundial de la Salud, cerca del 3% del total de las muertes globales son causadas por lesiones que pudieron haber sido prevenidas en horas de trabajo. Cada día, seis mil cuatrocientas personas mueren a diario por un accidente laboral. Por eso, las empresas tienen un rol vital en la sociedad: además de ser el motor de la economía, tienen la gran responsabilidad de velar por la seguridad de cada uno de sus colaboradores. Las promotoras detrás de las Ciudades para Vivir entiende que la riqueza de su proyecto depende —en gran parte— de la seguridad y salud de sus colaboradores. Por eso en Ciudad Celeste, Villa Club, La Joya y Villa del Rey se toman todas las medidas para reducir al mínimo los riesgos a los que sus empleados se exponen.
La industria de la construcción es una de las que presenta riesgos laborales más altos. Entre los accidentes más frecuentes están golpes por objetos, caídas a distinto nivel, los cortes con herramientas, las torceduras, los esguinces producidos por el sobreesfuerzo. Es un trabajo que depende mucho de la fuerza: cargar bloques, martillar, excavar, entre muchas otras actividades. Se trabaja con el cuerpo, y por eso las probabilidades de sufrir un accidente son mayores. Para construir las casas que forman las Ciudades para Vivir, el grupo empresarial detrás de ellas contrata alrededor de noventa diferentes empresas que proveen los servicios que requiere la edificación de una vivienda —desde el equipamiento eléctrico hasta la pintada de las fachadas. Día a día los trabajadores de las cuatro empresas construyen —con los más altos niveles de calidad, avalados por sellos internacionales como la ISO 9001— y pese a que no son empleados directos de la inmobiliaria, son diariamente vigilados para asegurar que trabajen en un ambiente libre de peligro y cumplan con las normativas de seguridad industrial.
El control es estricto y detallado. Henry Barzallo —jefe del área de Seguridad y Salud Ocupacional — dice que en las obras dos ingenieros industriales monitorean a diario a los trabajadores en esta Ciudad para Vivir. Así se aseguran que los proveedores cumplan con las medidas de seguridad obligatorias, como tener el casco o las botas puestas adecuadamente. De existir alguna inconformidad —que algún obrero no tenga el equipo bien puesto, por ejemplo— los inspectores hacen un registro de la eventualidad, toman una foto, y se acercan personalmente y conversan con el empleado y le explican por qué es importante que proteja su cuerpo con el equipo disponible. Tener esta cercanía entre supervisores y obreros crea un ambiente de confianza: el trabajador sabe que quienes los monitorean tienen la misión de precautelar la vida de cada una de las personas que construyen las Ciudades para Vivir. Medidas como estas han tenido un efecto claro: en el 2015 no hubo ningún accidente en obra. En el 2015 Villa Club y La Joya registraron apenas un accidente cada una, mientras que en Villa del Rey, y Ciudad Celeste ninguno. En un país donde cuarenta y dos por cada mil personas sufren un accidente laboral: cifras casi perfectas.
En el 2015 Villa Club y La Joya registraron apenas un accidente cada una, mientras que en Villa del Rey, y Ciudad Celeste ninguno. En un país donde cuarenta y dos por cada mil personas sufren un accidente laboral: cifras casi perfectas.
En las Ciudades para Vivir, el cuidado de las personas que trabajan en construcción es más que una obligación legal. Sus empresas promotoras cumplen los requerimientos de ley como la elaboración de reglamentos internos en materia de seguridad y salud ocupacional y la conformación de los comité paritarios de seguridad exigidos por los entes reguladores, pero también hacen actividades adicionales para promover condiciones ideales para mitigar los riesgos laborales.
El valor que prima es el de la prevención. Por eso cada año realizan capacitaciones constantes para educar a los trabajadores en temas de seguridad como normativas legales de seguridad, primeros auxilios, correcto uso de equipos de protección personal, condiciones y acciones inseguras, uso adecuado de extintores, entre otros. Es una forma de cambiar una cultura en una industria que —muchas veces— pasa por alto principios básicos de protección. Henry Barzallo dice que se ha topado con obreros que se resisten a utilizar cascos o botas porque a lo largo de su experiencia laboral previa se acostumbraron a prescindir del equipo. Por eso insisten en las capacitaciones e inspecciones rutinarias, que han logrado que el porcentaje de utilización de equipo como casco, botas y arnés, suba de un 80% en el 2014 a casi un 98% en enero del 2016 en promedio en los cuatro proyectos. Son una escuela para educar a todos los trabajadores y así mejorar su desarrollo laboral.
El manejo de este tipo de índices es uno de los recursos que los ayuda a analizar panoramas, prever y mejorar continuamente. Es así como combaten y controlan los riesgos desde su origen. Para ello, también realizan simulacros anuales de evacuaciones de las zonas de trabajo por eventualidades, como explosiones o incendios. Cuando comenzaron a practicar los simulacros en los edificios de tres pisos de las oficinas de las inmobiliarias, se demoraban alrededor de seis minutos en evacuar alrededor de cien personas, hoy lo hacen en la mitad de ese tiempo —un tiempo que de acuerdo a la Estrategia Internacional de Reducción de Desastres de la ONU, es ideal para prevenir cualquier desastre.
El valor que prima es el de la prevención. Por eso cada año realizan capacitaciones constantes para educar a los trabajadores en temas de seguridad como normativas legales de seguridad, primeros auxilios, correcto uso de equipos de protección personal, condiciones y acciones inseguras, uso adecuado de extintores, entre otros.
El cuidado a sus trabajadores en obras es otro de los elementos que fortalecen a las Ciudades para Vivir. Tener la mayor participación en el mercado de las inmobiliarias es fruto de los procedimientos de calidad que mantienen. Quienes construyen las Ciudades para Vivir saben que un nivel alto de productividad solo se consigue en un ambiente saludable. Por eso, la prevención es el mandamiento número uno las construcciones de Ciudad Celeste, Villa Club, La Joya y Villa del Rey.