Despedirse de las vacaciones de la mejor forma - La Colmena

Despedirse de las vacaciones de la mejor forma

Francisco Vargas tiene ocho años y sabe que en pocos días se volverá a encontrar con sus amigos de la escuela, y que la primera pregunta que le harán, será: ¿qué hiciste estas vacaciones? Mientras caminaba con la ropa empapada hacia la cancha de fútbol de la urbanización La Estela en Ciudad Celeste, Francisco estaba […]

Francisco Vargas tiene ocho años y sabe que en pocos días se volverá a encontrar con sus amigos de la escuela, y que la primera pregunta que le harán, será: ¿qué hiciste estas vacaciones?

Mientras caminaba con la ropa empapada hacia la cancha de fútbol de la urbanización La Estela en Ciudad Celeste, Francisco estaba seguro de tener muchas  historias que contar porque él, al igual que otros sesenta niños y niñas de otras dos urbanizaciones de esta Ciudad para Vivir, participó en un curso vacacional que se ha repetido por siete años durante la temporada de vacaciones. Y de ahí es que surgen todas las historias, que se convierten en recuerdos para compartir entre los compañeros, una vez que regresen a las aulas, pues como todo, la temporada de vacaciones llegó a su fin y solo en Guayas, cerca de 800 mil estudiantes volverán a clases.

Para despedirse de las actividades al aire libre y la diversión diaria, el 31 de marzo de 2016, se realizó la clausura de los cursos vacacionales que compartieron las urbanizaciones: La Coralia, Estela y La Serena. Mientras un grupo de niños emocionados no podían ocultar su alegría y se lanzaban a la piscina entre risas, para demostrar a sus familiares todo lo que aprendieron durante estos dos meses que duró el curso, otro grupo, ─en el que estaba Francisco─ ya había tenido su pequeña competencia de natación y se dirigía con una energía inagotable a meter goles a la cancha ubicada frente a la sede social de La Estela en Ciudad Celeste.

Para despedirse de las actividades al aire libre y la diversión diaria, el 31 de marzo de 2016, se realizó la clausura de los cursos vacacionales que compartieron las urbanizaciones: La Coralia, Estela y La Serena.

Jorge Guzmán es licenciado en educación física y coordinador general de estos cursos vacacionales. Jorge explica que a lo largo del curso se trabajaron seis actividades deportivas: básquet, fútbol, natación, bicicross, voley y tenis. Todos los días se realizaron por lo menos tres deportes y natación fue el principal, pues éste se practicó a diario. Las niñas, además recibieron cursos de manualidades.

Todas estas actividades se desarrollaron en cada una de las tres urbanizaciones con tres instructores a cargo, desde las nueve de la mañana hasta las doce y media del día, por un costo de 150 dólares. Y al final, como todos los años —desde 2009—, la clausura se realizó en La Estela. Jorge Guzmán se emocionó al recordar que varios de estos niños empezaron a participar en los cursos desde muy pequeños, y él los considera muy cercanos, pues prácticamente los ha visto crecer.

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Carmen Castro, abuela de Francisco, se mostró muy contenta al ver a su nieto tan motivado en casa; para ella este curso le ha ayudado a ser un niño más disciplinado y desarrollar de mejor forma su habilidad en el deporte. Y la percepción de Carmen es avalada por un estudio publicado por Unicef en el 2004 sobre actividades recreativas en niños, pues mientras crecen, los niños perfeccionan sus habilidades y adquieren unas nuevas. Por esta razón, actividades físicas como correr, trepar o saltar hacen que el niño fortalezca su cuerpo. Además, el proceso de socialización con otros pequeños, le ayuda a manejarse con mayor naturalidad.

Actividades físicas como correr, trepar o saltar hacen que el niño fortalezca su cuerpo. Además, el proceso de socialización con otros pequeños, le ayuda a manejarse con mayor naturalidad.

Francisco, quien llegó en primer lugar en las competencias de natación de su grupo, es además un gran fanático del fútbol. Juega de delantero y siempre que hace goles lo festeja dando brincos con sus amigos. Hace dos años que participa en estos vacacionales y ya ha hecho grandes amistades, por esta razón está seguro que volverá el próximo año.

Al día siguiente de la clausura ─como cada año─ se entregaron las medallas a los niños que más destacaron en los cursos y luego todos disfrutaron de una película en el cine.

Con esos recuerdos y los nuevos amigos que hicieron durante estos meses, los niños de esta Ciudad para Vivir regresan a clases llenos de energía y dispuestos a aprender.

 


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