Preparados con las brigadas de emergencia

Varios estudios científicos revelan que el mundo soporta cerca de 50 temblores al día pero generalmente son muy débiles para ser percibidos por el ser humano. Las alertas se encienden solamente cuando se trata de un sismo fuerte: las ventanas, las puertas y todos los objetos comienzan a moverse o caerse.

Ecuador, como ya lo ha demostrado, es un país con un alto riesgo sísmico. El terremoto de 7.8 grados que golpeó al país al 16 de abril de 2016, es el sismo de gran magnitud número cuarenta del que se tiene cuenta desde 1541. De acuerdo a estudios realizados por expertos de la Universidad de Guayaquil cada 100 años en Ecuador, se registran terremotos con potencias similares. El de mayor intensidad fue el de 1906,  de 8.8 grados en la Escala de Richter, que provocó un tsunami en Esmeraldas. Ante estos riesgos, la preparación es indispensable, pues eso nos permite salvaguardar nuestras vidas, o al menos, reducir daños al mínimo. Si consideramos que en un día normal las personas pasamos en nuestro lugar de trabajo la mitad del tiempo que permanecemos despiertas, tener un plan de evacuación y respuesta para un eventual catástrofe, resulta fundamental.

Si consideramos que en un día normal las personas pasamos en nuestro lugar de trabajo la mitad del tiempo que permanecemos despiertas, tener un plan de evacuación y respuesta para un eventual catástrofe, resulta fundamental.

Ciudad Celeste, Villa Club, La Joya y Villa del Rey han trabajado desde hace cuatro años con sus empleados en tres brigadas de emergencia: Incendios y Rescate, Primeros Auxilios, y Evacuación. Estos equipos, listos para actuar en situaciones como la del sábado 16, están conformados por gerentes, recepcionistas, arquitectos, ingenieros, entre otros, y constituyen la primera respuesta ante una emergencia. En total, los equipos de las cuatro empresas tienen 124 integrantes que están divididos estratégicamente en las 12 oficinas y 3 edificios que poseen. A la hora del reciente terremoto, satisfactoriamente no había nadie en oficina, por ello, no tuvieron que actuar,  pero sus conocimientos son puestos a prueba cada año con un simulacro, en el que intervienen más de 600 empleados.

Las personas que construyen las Ciudades para Vivir se toman muy en serio los simulacros. En los edificios Tornero 1, 2 y 3, en los que no se ha registrado ninguna novedad tras el terremoto, hay 175 colaboradores. Tonero 1 tiene una planta alta y una terraza, Tornero 2 es la más elevada de todas con dos plantas y una terraza —por ello, es la más difícil de evacuar, pues alberga a 95 trabajadores— y Tornero 3 tiene solo un piso.  En cada departamento hay al menos una persona de cada brigada que tiene su disposición materiales para afrontar una situación de riesgo, como: extintores, botiquines, mascarillas, botones de emergencia, entre otros.

Un texto publicado por la Universidad de Buenos Aires señala que los incendios son  la primera causa de evacuación en las grandes ciudades, y no necesitan ser de gran magnitud, pues un conato de incendio puede derivar en tragedia. Por esta razón, las respuesta a una emergencia debe ser conjunta. En caso de encontrarse con heridos por un incendio, la respuesta inmediata viene del equipo de Primeros Auxilios, se los identifica por tener una cinta blanca con una cruz roja en su brazo. Ellos, al acudir  a la emergencia, se comunican también con las brigadas de Evacuación que se puede identificar fácilmente por su chaleco verde neón. Son quienes les darán todo la información para conocer las  zonas afectadas y evitar el peligro. Por otro lado, si la brigada de Incendios y Rescate —con cintas rojas en sus brazos—  ha encontrado a una persona herida, su obligación es llevarla fuera de la zona de riesgo para que sea atendida. Los tiempos de evacuación dependen del grado de la emergencia, por eso todos los conocimientos se ponen a prueba cada año con un simulacro sorpresivo.

En cada departamento hay al menos una persona de cada brigada que tiene su disposición materiales para afrontar una situación de riesgo, como: extintores, botiquines, mascarillas, botones de emergencia, entre otros.

El primer simulacro se realizó en el 2013 para las cuatros empresas que han construido las Ciudades para Vivir y tardó seis minutos en evacuar a 150 personas que trabajan en los edificios tornero 1, 2, 3. Este no era considerado un buen tiempo de evacuación, por ello, las capacitaciones se ampliaron más para corregir los errores. Paramédicos y Bomberos especializados en rescate desarrollaron capacitaciones para agilizar las tareas que se tienen que llevar a cabo en una emergencia. A la brigada de Primero Auxilios le enseñaron cómo hacer torniquetes para cortar hemorragias, inmovilizar extremidades fracturadas, entre otras cosas. Las brigadas de Evacuación y de Incendios y Rescate aprendieron cómo actuar de una forma rápida y eficiente, por ejemplo identificaron todas las rutas de evacuación más eficientes para trasladar a los heridos en las camillas de primeros auxilios, cómo anticiparse y qué hacer para que una emergencia no suba de nivel y, una de las cosas más importantes, cómo actuar para manejar el pánico de las personas.

Según un estudio de el Ministerio de Trabajo de España, el pánico es una de las causas más comunes para que un rescate fracase; el documento destaca que del 10 al 25 % de las personas permanecen unidas y en calma, mientras que el 75 % manifiesta una conducta desordenada, desconcierto y entre el 10 y el 25 % muestran confusión, ansiedad, paralización, gritos histéricos y pánico. Por eso el liderazgo de los brigadistas es esencial para organizar y  motivar las conductas de las personas:

Desde el 2014, el promedio de evacuación es tres minutos, un número muy favorable para 600 trabajadores. Cada brigada es liderada generalmente por gerentes, que tienen una capacidad innata para dirigir a un grupo. Se los identifica por sus chalecos anaranjados y —al igual que un capitán con su barco— ellos son los últimos en evacuar en caso de una emergencia. Ellos trabajan junto al departamento de Seguridad Industrial para hacer planes de información permanentes, que sirven  previo a cualquier situación crítica y permiten poner en práctica el plan hasta automatizar las conductas esperadas según la emergencia.

En las empresas que han construido Ciudad Celeste, Villa Club, Villa del Rey y La Joya se están fomentando una cultura de prevención para evitar obstáculos en una emergencia. No se pueden crear grandes Ciudades para Vivir, si sus mentalizadores no cuentan con un lugar apropiado y seguro para trabajar.