Un bingo bailable para reconstruir
Betty Bustos tenía entre sus manos el cartón con el que había jugado al Bingo toda la noche, y con el que más cerca había estado de ganarse el premio mayor. Le faltaba un solo número para llevarse a casa los mil doscientos dólares, el 12. Sin embargo, salió el 14 y el ganador fue otro.
Cuando en las urbanizaciones de las Ciudades para Vivir se necesitan hacer arreglos, modificaciones o cambios en la infraestructura de los espacios comunes, los vecinos se las ingenian para recaudar fondos que benefician a todos. En Murano de La Joya, la directiva de residentes organizó un bingo bailable para recaudar el dinero necesario para arreglar y dar mantenimiento al parque infantil y adecuar el cerco eléctrico. Este tipo de eventos les permiten ser autosuficientes, uno de los principios elementales que aseguran el éxito de las comunidades.
Cuando en las urbanizaciones de las Ciudades para Vivir se necesitan hacer arreglos, modificaciones o cambios en la infraestructura de los espacios comunes, los vecinos se las ingenian para recaudar fondos que benefician a todos.
El lugar elegido para el Bingo fueron las canchas múltiples que están ubicadas a un lado del club social de Murano. En ellas, se colocaron carpas y más de veinte mesas para acoger al público. Desde una tarima, un animador anunciaba los números que salían de una ruleta y cada cierto tiempo se escuchaba el grito ganador de ¡Bingo! Entre tabla y tabla, se dio espacio a la música, y muchos agarraron a su pareja para bailar hasta las dos de la mañana, divirtiéndose entre vecinos.
El premio mayor del bingo fue de mil doscientos dólares, lo que atrajo a muchos vecinos de La Joya; hasta antes de que se abrieran las puertas del evento, la directiva ya había vendido 800 tablas. Las invitaciones fueron enviadas a cada urbanización y las tablas se vendieron hasta el día del evento. Además del baile y del Bingo, también contrataron a un comediante popular: La Señorita Maritere, quien a más de uno hizo gozar de risa.
Los vecinos de Murano decidieron donar el diez por ciento de las ganancias a los damnificados del terremoto de Pedernales.
El bingo es un juego que no tiene complejidades y es divertido para niños y grandes. Por eso es ideal para disfrutar en familia. Además la inversión que requería Murano era baja, en comparación de los más de 23 premios que se ofrecieron. Sin embargo, el atractivo más significativo fue la diversión de todos los vecinos.
Esta vez, los residentes apoyaron un evento para beneficiar a los niños y la seguridad de su urbanización. Además, conscientes de las dificultades por las que atraviesan nuestros hermanos afectados por el terremoto, Murano decidió que donaría el diez por ciento de las ganancias a los damnificados del terremoto de Pedernales. Así, de vecino en vecino se pueden lograr grandes acciones.