Mirando hacia el futuro desde el punto más alto en Ópalo
Ernest Hemingway, Nóbel de Literatura, solía pasar varias semanas y meses en la finca Vigía, su residencia de verano ubicada a las afueras de La Habana, Cuba. Este sitio pronto se convirtió en su morada habitual, por la tranquilidad y la cercanía con la naturaleza. Hemingway, también es recordado por sus rutinas de trabajo poco comunes como escribir de pie, sobre todo en el mirador ubicado a un costado de su cuarto, lugar donde escribió sus novelas más famosas Por quién doblan las campanas y El viejo y el mar.
Lo que le ocurría a Hemingway, no es poco común, pues estar de pie en lugares altos, con vista privilegiada, nos llena de emociones y nos sirve como inspiración, como ya lo contamos en una ocasión anterior. Es quizás algo similar a lo que sentía el escritor, lo que sintieron los habitantes de La Joya en septiembre de 2014, cuando en la recién inaugurada urbanización Ópalo, pudieron acceder por primera vez a la parte alta del club social, administrado actualmente por su Directiva de Residentes.
Con una altura de 50 metros sobre el nivel del mar ─el doble de alto que la torre de reloj del Malecón 2000 de Guayaquil─, el club social de Ópalo fue construido aprovechando la geografía natural del lugar, en el punto más alto del cerro, donde se asienta esta urbanización. Desde ahí, se puede apreciar una vista de 360 grados del valle que conforma este sector de La Joya, a la cual tiene el acceso los residentes que pagan su alícuota al día. Pueden también llevar hasta tres invitados por familia.
Con una altura de 50 metros sobre el nivel del mar ─el doble de alto que la torre de reloj del Malecón 2000 de Guayaquil─, el club social de Ópalo fue construido aprovechando la geografía natural del lugar, en el punto más alto del cerro, donde se asienta esta urbanización.
Además de las ventajas que ofrece un club social, éste, por su posición geográfica es además un mirador, en el que directiva ha celebrado eventos para los residentes, aprovechando la piscina y la pérgola equipada con mesas y un mesón para servir bebidas y refrigerios.
Javier Concha, gerente de proyectos de La Joya, recuerda que el club social de Ópalo fue construido no solo con el propósito de ser un espacio de encuentro diferente, aprovechando las características de altura de la zona, sino también con el fin de motivar a los residentes a observar y contemplar la naturaleza que los rodea, y así, aprender a apreciarla. La edificación de esta obra, se convirtió además en un elemento que atrajo la atención de las familias que buscaban casa en La Joya; los que llegaban hasta allí, se quedaban encantados después de visitar la sede social.
Hoy, el mirador de Hemingway es un sitio de culto, un lugar de inspiración, y quizás el talento del escritor fue alimentado por aquello que desde allí miraba. Esa idea no puede ser más que motivadora para quienes habitan en Ópalo, pues el paisaje que desde su mirador se ofrece, puede servir también para inspirar el nacimiento de un gran artista que mira el mundo con ojos soñadores. Todo esto es posible en las Ciudades para Vivir.