¿Se puede salvar al mundo construyendo casas? - La Colmena

¿Se puede salvar al mundo construyendo casas?

En el Ecuador, la mayor parte de la contaminación proviene de nuestras casas. Para modificar este panorama, es necesario pensar en ideas que aporten soluciones revolucionarias capaces de cambiar nuestros hábitos.

En el Ecuador, la mayor parte de la contaminación proviene de nuestras casas. Es difícil de creer, pero las familias somos responsables del 81% de la huella ecológica que se produce en el país. Es como si cada ecuatoriano se gastara al año todo los recursos que entran en un poco más de dos hectáreas, o como si nos devorásemos dos canchas de fútbol de comida, aire, energía y tierra. Por supuesto, no es algo exclusivo de los ecuatorianos: según el Global Footprint Network, para cubrir la demanda actual de recursos naturales se necesita el equivalente a un planeta y medio. La ONU estima que si seguimos con el mismo ritmo de consumo, en 2026, necesitaremos dos. Para modificar este panorama, es necesario pensar en ideas que aporten soluciones revolucionarias capaces de cambiar nuestros hábitos. En Villa Club y La Joya están contribuyendo a esa responsabilidad: las casas bioclimáticas.

En una zona calurosa, como la costa ecuatoriana, nos hemos vuelto dependientes del aire acondicionado. Llenar una casa de estos aparatos refresca el ambiente pero no ataca la verdadera causa del calor y, sobre todo, gasta mucha energía. No es el clima; son nuestras construcciones. Estar rodeados de cajones de concreto, lejos de áreas verdes, solo hace que las casas se asemejen a un horno. Las nuevas casas bioclimáticas pretenden atacar al calor desde la raíz, permitiendo una mejor ventilación natural.

Estar rodeados de cajones de concreto, lejos de áreas verdes, solo hace que las casas se asemejen a un horno. Las nuevas casas bioclimáticas pretenden atacar al calor desde la raíz, permitiendo una mejor ventilación natural.

Una casa bioclimática utiliza su propio diseño arquitectónico para ahorrar energía. Lo que sus diseñadores saben es que si el techo se calienta, toda la casa calentará. Para evitarlo, en estas construcciones bioclimáticas, se ha implementado unas rejillas entre el tumbado y el techo que ayudará a disipar este aire caliente, responsable del aumento de la temperatura interna. Además, para que el aire circule eficientemente por toda la casa, se ha instalado una ventanilla de treinta centímetros de alto encima de cada puerta y se ha incrementado el tamaño y número de ventanas por casa, con la idea de aprovechar también la entrada de luz natural.

En La Joya, a partir de 2016, todas las casas que se comercialicen, tendrán diseños bioclimáticos, según Ivana Pavisik —jefa del Departamento de Planificación—. Con esas modificaciones, las viviendas serán más frescas, y eso provocará un ahorro significativo en la planilla de luz. Prender un solo aire acondicionado durante cuatro horas todos los días consume más kilovatios que la refrigeradora en todo el mes. En una casa, el aire acondicionado es responsable de cerca de la mitad del valor de la planilla eléctrica. Reducir el consumo de este tipo de aparatos es contribuir a la reducción total de la huella ecológica, pues el 7% de la huella de los hogares ecuatorianos responde solamente al consumo de energía eléctrica. De acuerdo a la Comisión Mundial de Represas, las hidroeléctricas —las megaconstrucciones que proveen electricidad a las casas— son las responsables de la desaparición de al menos un 20% de los peces de agua dulce. Poblar ciudades enteras con casas amigables con el medioambiente es una forma de salvar al mundo.

En La Joya, a partir de 2016, todas las casas que se comercialicen, tendrán diseños bioclimáticos; las viviendas serán más frescas, y eso provocará un ahorro significativo en la planilla de luz.

En las Ciudades para Vivir no solo se construyen casas responsables con la Tierra. Se construyen comunidades enteras sustentables. Unidades educativas, centros médicos y almacenes de víveres se encuentran a pasos de distancia de las urbanizaciones, lo que facilita el transporte: la cercanía evita la necesidad de utilizar el auto para toda movilización, por lo tanto, hay una considerable disminución en el uso de combustibles —una de las principales causantes de la emisión de CO2—. En estas comunidades que piensan en el bienestar colectivo, existen planes de reforestación como el Plan Verde en La Joya, en el que cada familia siembra árboles en la parte delantera y posterior de la vivienda, y cuya sombra es la razón principal de la frescura del ambiente. La promotora inmobiliaria detrás de estos proyectos sabe que de nada sirve construir casas bioclimáticas sino se tiene a la naturaleza como aliada.

Cambiar el mundo suena a promesa de superhéroe, pero es una tarea diaria: la contaminación global puede retroceder a partir de la realización de acciones individuales. Caminar a la escuela, reducir el uso del aire acondicionado, o evitar usar fundas plásticas o sorbetes, son pequeños actos que evitan la emisión de gases, principales culpables del calentamiento global. Para salvar al mundo no tenemos que convertirnos en hombres de la selva. No. Eso sería negar el progreso que hemos alcanzado como especie gracias a descubrimientos científicos como la electricidad, la potabilización del agua, el internet y muchas cosas más. Se necesita de mucho ingenio de parte de todos los sectores para crear la infraestructura adecuada a un mundo limitado en recursos, y en las Ciudades para Vivir ya están dando los primeros pasos.

 


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