Show de títeres en La Brisa
Para darle vida a un títere, hay que desarrollar cierta destreza con la mano; la posición de la los dedos, al interior de la cabeza del muñeco, debe ser la adecuada para que los movimientos expresen lo que se quiere contar. Esto lo sabe Clara Pilozo de 73 años, a quien le tomó casi una semana entrenar y acostumbrarse a manejar los títeres, que ella y sus amigas Club de Mayores de La Brisa, consiguieron luego de ir a una show como parte de las actividades que realiza este grupo que se reúne cada semana.
Les tomó casi dos semanas en adaptar y ensayar la obra de los Tres cerditos y el lobo, hasta que llegó el gran día de la presentación, el domingo 12 de junio, fecha escogida para celebrar tanto a los padres como a los niños en La Brisa. Clara era quizás una de las más entusiasmadas, pues entre el público se encontraba su pequeña nieta de cinco años, que no dejó ni un momento de aplaudir a su querida abuela.
En la parte central de la sede, las señoras del Club de Mayores fabricaron un escenario hecho con cartón, una sábana que servía de telón y muchos papeles de colores. Los asientos del público, estaban divididos entre sillas para los adultos, y en la parte delantera, tres filas de sillas pequeñas para que los niños no se pierdan ni un segundo de la obra. Clara, quien interpretó al cerdito que construyó su casa con madera, ya estaba instalada con el resto de sus amigas detrás del escenario, algo nerviosa e impaciente.
A Clara Pilozo de 73 años y sus amigas les tomó casi una semana acostumbrarse a manejar los títeres, para la presentación ante los vecinos de La Brisa.
“¡Soplaré y soplaré y tu casa destruiré!”, gritó el lobo y mandó abajo la casa del primer cerdito. “¡Soplaré y soplaré y tu casa destruiré!”, repitió, y Clara encarnando la voz del segundo cerdito, alzó la voz y corrió hasta la casa de su tercer hermano. “¡No podrás derribar esta casa!”, le contestó el tercer cerdito y el lobo sopló y sopló, pero no lo consiguió, así que se subió por la chimenea y se quemó la cola, haciendo estallar en risas a los niños del público.
La obra terminó y las titiriteras fueron las más aplaudidas de la tarde, pero quizás la mayor satisfacción que se llevó Clara, fue el abrazo de su nieta cuando terminó la presentación.
“Está muy contenta y cuando terminó la presentación, vino corriendo a decirme que ella también quería tener un títere y hacer una obra”, comentó Clara muy emocionada. La tarde continuó y las señoras del club, realizaron adivinanzas y entregaron premios a los niños que la resolvían. Luego, una de ellas recitó varios versos que dejó al público aplaudiendo de pie. Los juegos y las actividades para los niños siguieron a cargo de dos animadores de fiestas infantiles, contratados por la administración de La Brisa.
Todos los asistentes se divirtieron, probando así que este tipo de eventos pueden reunir a personas de todas las edades: los mayores crean diversión para los más pequeños, y juntos comparten títeres y cuentos, como si de una sola familia se tratara.