Flores que sanan
Los seres humanos somos formas de vida complejas, no solo a nivel anatómico, sino también desde el punto de vista emocional. Ese ámbito es quizás aún menos explorado que el físico, aunque influye en gran medida en nuestro estado anímico.
La ansiedad, la depresión, la falta de atención, son condiciones que la medicina tradicional ha tratado de combatir con pastillas y otros medicamentos. Sin embargo muchas personas prefieren optar por tratamientos menos agresivos, más naturales y que no contengan químicos que, mientras tratan un problema específico, pueden afectar otros órganos del cuerpo.
Por eso, es importante comprender que los humanos tenemos más en común con nuestro medio ambiente de lo que creemos. La felicidad que sentimos cuando un perro nos mueve la cola o la sensación que puede producir la dulce fragancia de un jazmín, son pruebas de que la mejor cura está en elemenos que nos producen emociones positivas.
La ansiedad, la depresión, la falta de atención, son condiciones que la medicina tradicional ha tratado de combatir con pastillas y otros medicamentos. Sin embargo muchas personas prefieren optar por tratamientos menos agresivos, más naturales y que no contengan químicos.
Esta premisa la tenía muy clara Edward Bach, quien entre 1926 y 1934, estudió un total de 38 flores, cuyas esencias pueden aliviar desequilibrios psicoemocionales y de carácter, como miedo, impaciencia, angustia, incertidumbre, ira, confusión, intolerancia, timidez, entre otros. A partir de fórmulas creadas con las esencias de las flores, Bach introdujo una nueva forma de sanar estas condiciones frecuentes en las personas. Este método terapéutico se popularizó en todo el mundo, incluyendo América Latina, donde la chilena Teresita Espinoza descubrió una serie de 200 especies de flores a las que llamó flores andinas.
Carmen Noboa de 45 años, realiza estas terapias con el fin de dar una alternativa a los tratamientos tradicionales. Vive con su esposo y sus dos hijos en Ciudad Celeste hace ocho años; los dos primeros en La Estela y desde 2010 en La Marina.
Edward Bach estudió —entre 1926 y 1934— un total de 38 flores, cuyas esencias pueden aliviar desequilibrios psicoemocionales y de carácter, como miedo, impaciencia, angustia, incertidumbre, ira, confusión, intolerancia, timidez, entre otros.
Es decoradora de interiores de profesión, pero hace dos años entró a un curso de flores de Bach, que dictó La Casa de Bach, una asociación que certifica este tipo terapias. Al final de esta primera experiencia, Carmen sintió que había encontrado un camino para desarrollar lo que siempre le interesó: la medicina, la sanación y la conexión natural entre el ser humano y su entorno.
Bach concibió el uso de estas terapias, basado en la hipótesis de que las enfermedad son consecuencia de desequilibrios en la dimensión emocional y mental, producto de un conflicto entre alma y personalidad. Tomando esto en cuenta, Carmen se dedicó a tiempo completo a trabajar con las flores.
Las sesiones duran una hora. Empiezan con una conversación con el paciente, a partir de la cual intenta indagar en su interior para saber qué sentimiento o sensación es el que está produciendo malestar. Luego, prepara las esencias a partir de la condición específica a tratar y las administra al paciente vía oral, con un gotero.
Carmen Noboa de 45 años, realiza estas terapias con flores de Bach con el fin de dar una alternativa a los tratamientos tradicionales.
Hay varios estudios que se han realizado sobre la efectividad de las flores de Bach, uno de esos fue llevado a cabo por la psicóloga Sureima Callís, del Policlínico Universitario Josué País García de Santiago de Cuba. En él, se ubicó a 48 estudiantes de escuela que habían sido diagnosticados con hiperactividad. Para tratar esta condición, se utilizaron esencias de la flores impatiens, verbena y castaño blanco. Los resultados comprobaron que 43 de los 48 pacientes mostraron mejoras al primer, segundo y tercer mes de iniciada la terapia.
Carmen, quien continúa sus estudios, combina varias esencias y dice que nunca repite una fórmula, porque cada persona tiene condiciones y formas diferentes de reaccionar a las flores. Se siente complacida cada vez que alguno de sus pacientes regresa, porque siempre se sienten mejor. Los cambios se notan no solo en la persona, sino en su entorno familiar o social.
Para reservar una sesión con Carmen Noboa, pueden escribirle a su número celular 0995352738.