Francisco Marazita y el placer de jugar tenis como los campeones - La Colmena

Francisco Marazita y el placer de jugar tenis como los campeones

Para Francisco, Vivir en Ciudad Celeste es como jugar en un circuito cerrado de tenis. Hace un año, La pandilla organizó un torneo: el Open Ciudad Celeste.

Para Francisco Marazita no hay mejor deporte que el tenis. Lo juega desde los siete años y a sus 38 años no le ha perdido el gusto. Cuando llegó a Ciudad Celeste, una de las razones decisivas para elegir a esta Ciudad para Vivir, fueron las impecables canchas de tenis que cada urbanización tiene en el club social. No se equivocó y hoy, siete años después de su llegada, ha hecho grandes amigos con los que a diario practica el deporte que lo ha maravillado desde chico.

El tenis y su práctica depende de muchos factores. Para jugarlo necesariamente se lo debe hacer con una raqueta, unos buenos zapatos —que varían según el piso en que se juegue: sea arcilla, cemento o césped—, una cancha delimitada por una red, y como mínimo, tres pelotas. Lo habitual es pagar una membresía en algún club cercano e ir hasta allá para jugar un match. Pero Marazita tiene la gran ventaja de contar con canchas en su propia urbanización, las que comparte a diario con sus vecinos. No necesita manejar grandes distancias ni pagar costos mensuales para jugar su deporte favorito. Por eso, no es extraño encontrarlo en la cancha a las seis de la mañana o a las ocho de la noche. Él juega a la hora que tenga disponible.

Cuando Francisco llegó a Ciudad Celeste, una de las razones decisivas para elegir a esta Ciudad para Vivir, fueron las impecables canchas de tenis que cada urbanización tiene en el club social.

Para Francisco, Vivir en Ciudad Celeste es como jugar en un circuito cerrado de tenis. Lo común es organizar un partido en la cancha de La Dorada —su urbanización—, al día siguiente ir a La Brisa, otro día en La Marina, y así, va rotando en todas las canchas.

Gracias a este deporte ha formado un grupo de amigos; se hacen llamar “La pandilla Ciudad Celeste” en un grupo de Whatsapp. Desde allí se mantienen en contacto y coordinan horarios y ubicaciones para jugar. Con algunos de ellos viajaron en 2015 y 2016 a la final del Miami Open, uno de los torneos más prestigiosos del tenis, para ver ganar a su ídolo Novak Djokovic. En esas dos ocasiones Francisco logró lo que muchos envidian: los zapatos autografiados por Djokovic cayeron en sus manos en 2015, y este año alcanzó a coger la muñequera del campeón. Dos objetos que hoy atesora.

En dos ocasiones Francisco logró lo que muchos envidian: los zapatos autografiados por Djokovic cayeron en sus manos en 2015, y este año alcanzó a coger la muñequera del campeón.

Si bien los jugadores no conversan mientras juegan; el sonido que produce la pelota al rebotar entre una raqueta y la otra es como una forma de lenguaje. A veces el ritmo es lento, y cuando el partido se pone más interesante el ritmo se acelera. Hace un año, La pandilla organizó un torneo: el Open Ciudad Celeste. Allí entre más de 30 jugadores se disputaron el trofeo al mejor jugador. Este año planean realizar un nuevo torneo y hacerlo más dinámico usando todas las canchas de este conjunto residencial. Gracias a la facilidad que brindan los espacios deportivos de las urbanizaciones, Ciudad Celeste se ha convertido en sede de uno de los deportes más elegantes y con más adeptos en el mundo.

 


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