Sin fiesta, no hay cumpleaños

Los ecuatorianos —y los latinoamericanos en general— somos gente alegre que celebra cada vez que es necesario, como ya lo contamos en otro artículo. Celebramos por todo lo alto desde el primer cumpleaños, a pesar de que al homenajeado solo le quedan las fotos como recuerdo. Cada celebración es importante, especialmente las de los primeros años de vida. La emoción de los días previos al evento, el entusiasmo de los niños que ni siquiera les permite dormir, las llamadas de toda la familia, los regalos, la torta… son cosas que todos recordamos de nuestra infancia.

Desde el punto de vista psicológico, una celebración de cumpleaños es mucho más que la emoción por la fiesta, la torta y los regalos. Un estudio realizado por la Universidad de Texas tuvo una interesante conclusión: los niños más pequeños, aquellos de entre 3 y 5 años, consideran que la fiesta es lo que los hace cumplir años; por lo tanto, si un año no tienen fiesta, ellos pensarán que no crecieron y si llegan a tener dos fiestas, pensarán que cumplieron dos años más. En relación a este descubrimiento, Vivian Gussin Paley, en su libro Bad guys don’t have birthdays, Los tipos malos no tienen cumpleaños, escribe una conversación de un niño pequeño que dice:

– Mi mamá no cumple años.

A lo que Paley responde -¿quieres decir que no hace fiesta de cumpleaños?

-No, ella de verdad no cumple años. Lo sé porque nadie viene a verla y porque no hay pastel.

Esa anécdota retrata exactamente lo que intenta explicar la Universidad de Texas: sin fiesta, no se cumple años.

Cada celebración es importante, especialmente las de los primeros años de vida. La emoción de los días previos al evento, el entusiasmo de los niños que ni siquiera les permite dormir, las llamadas de toda la familia, los regalos, la torta… son cosas que todos recordamos de nuestra infancia.

Pero las fiestas no solamente sirven como una señal de avance cronológico en la vida de los niños, también son una oportunidad para que socialicen y construyan vínculos de amistad a largo plazo y contribuyen a levantar su autoestima, porque ese día, el cumpleañero es el más importante.

Por eso, no podemos dejar de lado la celebración de los cumpleaños de nuestros pequeños. En las Ciudades Para Vivir, contamos con áreas sociales y clubes ideales para ser anfitrión de una fiesta infantil. El club tiene piscina y un área cerrada con aire acondicionado, que también puede ser usada para otro tipo de reuniones sociales. El proceso de reservación de un área común es diferente en cada una de las urbanizaciones.

Las fiestas no solamente sirven como una señal de avance cronológico en la vida de los niños, también son una oportunidad para que socialicen y construyan vínculos de amistad a largo plazo.

Graciela Guerrero, presidenta de Luna de Villa Club,  cuenta que para hacer fiestas infantiles en su urbanización, los propietarios deben estar al día en el pago de alícuotas, llenar un formulario en la administración y entregar en la garita la lista de  invitados. En Luna, no se permite hacer fiestas con alcohol y los horarios son de 9:00 a 13:00 y de 14:00 a 18:00. Ella recomienda que la reservación se haga con al menos 2 semanas de anticipación, aunque siempre está sujeta a la disponibilidad del lugar. Si desean hacer más información de las reservaciones en Luna, pueden escribir a asociacionluna@gmail.com.

En La Península de Ciudad Celeste, también se pueden realizar fiestas infantiles de niños hasta los 12 años en los siguientes horarios: martes a viernes de 09:00  a 13:00 y de 14:00  a 18:00; sábado  de 09:00  a  13:00. El uso del área común es gratuito y la reservación se debe realizar a través de un correo electrónico dirigido a landrade@ciudadceleste.com a partir del 1ro de cada mes.

El proceso de reservación de un área común es diferente en cada una de las urbanizaciones.

Cada urbanización maneja sus propias reglas, por eso es importante que quienes deseen organizar un evento social, se pongan en contacto con el responsable, para conocer detalle y requisitos.

Lo importante es recordar que siempre hay motivos para celebrar, sobre todo cuando de los niños se trata, para ellos, esos momentos son inolvidables y suelen convertirse en los mejores recuerdos de su infancia.