Dedicarse al hogar es mejor en una Ciudad para Vivir
Las estaciones climáticas en la costa ecuatoriana son contradictorias. Para los guayaquileños el invierno —de diciembre a mayo— es la época del calor, tiempo para disfrutar de la playa; mientras que en verano —de junio a diciembre— es cuando sentimos noches más frescas y el sol es menos intenso por las mañanas. Denise Cabrera, Ángela de Pinillo, Paola de Cely, Pamela Rodríguez y Karen de Aguilar aprovechan las mañanas frescas de verano para desayunar al aire libre en el club de su urbanización, Platino, de La Joya.
Se conocieron haciendo lo que más les gusta: bailar. Hace dos años, cuando comenzaron las clases de bailoterapia en la urbanización, intercambiaron números y formaron un grupo de Whatsapp en el que se comunican hasta el día de hoy. Ángela bromea y comenta que su amistad es tan grande que se han compartido los secretos que cada una guarda en la cocina. Ellas dicen que no tienen solo una casa, sino cinco: Paola, entre risas, comenta que de vez en cuando, para no sentirse sola, se junta con una de sus amigas y entre las dos, preparan el almuerzo.
Pamela Rodríguez y sus amigas de Platino saben que se puede combinar las tareas del hogar con la diversión.
Ser ama de casa se vuelve una tarea abrumadora cuando no se tiene el suficiente apoyo. El cuidado del hogar es una tarea demandante: no existen horarios, las emergencias caseras pueden aparecer en cualquier momento, las tareas se multiplican con facilidad… y todo eso puede generar estrés, pues pasar mucho tiempo encerrada o no tener actividades de ocio podría ser perjudicial para la salud. Según una investigación realizada por Gallup, las mujeres que se dedican exclusivamente a las tareas del hogar son más propensas a sufrir depresión. Además, dedicarse al hogar es una tarea frecuentemente desvalorizada, y eso, según otra investigación, es una de las causas que incrementa la ira y sentimientos de tristeza en las mujeres que se dedican a las tareas de su casa. Por ello, estar rodeada de un ambiente de apoyo, es de vital importancia para que los días sean menos rutinarios.
Pamela Rodríguez y sus amigas de Platino saben que se puede combinar las tareas del hogar con la diversión. Ellas han dividido su día en tres partes. Dicen que las tardes son exclusivas para los niños: los sacan a pasear, los llevan a la piscina o los acompañan a hacer los deberes. Las noches son de los esposos que regresan de sus jornadas de trabajo, y las mañanas enteras son para compartirlas juntas. Y aunque tienen que cocinar y dedicarse a los asuntos del día a día, encuentran tiempo para reunirse; comparten el desayuno, contratan una manicurista a domicilio o planifican la próxima matiné de alguno de sus hijos.
Los días de pasar a solas en casa con la única compañía de un televisor quedaron lejos para estas cinco amigas. Ninguna extraña su antiguo vecindario; antes, sin la seguridad que Platino garantiza, tenían que obligatoriamente estar encerradas.
Los días de pasar a solas en casa con la única compañía de un televisor quedaron lejos para estas cinco amigas. Ninguna extraña su antiguo vecindario; antes, sin la seguridad que Platino garantiza, tenían que obligatoriamente estar encerradas. Hoy pueden ir caminando de la casa de la una a la de la otra sin ningún temor, o compartir las tardes de parque con sus hijos o desayunar al pie de la piscina del club social; todo, con la certeza de que los vínculos que han creado han sido posibles gracias a esta Ciudad para Vivir, pensada —como las otras— en el desarrollo de una comunidad sólida, que pueda compartir los espacios y crecer junta, tal como ellas lo están haciendo.