Pagar las alícuotas asegura el éxito
Cuatro proyectos inmobiliarios están revolucionando la forma de construir ciudades en el Ecuador. En Ciudad Celeste, Villa Club, La Joya y Villa del Rey, los ciudadanos además de ser dueños de una vivienda, comparten otros tipos de bienes con el resto de sus vecinos: las piscinas, canchas deportivas, parques y demás espacios sociales son de propiedad de cada una de las familias que allí viven. A diferencia de otros desarrollos urbanos, las Ciudades para Vivir crecen por una planificación conjunta, donde todo está entrelazado: cada urbanización es como una microciudad. Los ciudadanos buscan representación en una directiva la que administra la propiedad conjunta. Para mantener en buen estado el club social, o tener un buen sistema de seguridad, es vital que los residentes paguen a tiempo sus alícuotas.
En cada urbanización de las Ciudades para Vivir habitan entre 300 y 600 familias. El escenario ideal es que todas paguen a tiempo su alícuota. Si no, es necesario tener planes de contingencia que de alguna u otra forma permitan hacer el pago efectivo. Oscar Mera, administrador de Esmeralda en La Joya, dice que es importante mantener una comunicación permanente con cada familia “yo entiendo que a veces pueden ocurrir situaciones que comprometen a las familias en términos económicos” —explica Mera— “por eso cuando alguna falla, converso y logro llegar a algún acuerdo”. En más de una ocasión, Oscar ha realizado convenios para diferir el pago de alícuotas atrasadas. “Lo importante es evitar que la cartera vencida crezca” —o sea, las deudas acumuladas— “porque nos deja sin capacidad operativa”. Esos planes emergentes son, todo el mundo debe tenerlo claro, el último y extremo recurso: sin un flujo continuo del dinero de las alícuotas la vida en comunidad se puede afectar severamente: parques que no se mantengan, áreas verdes que no se poden y atiendan regularmente, incluso quedarse sin guardias de seguridad.
Para mantener en buen estado el club social, o tener un buen sistema de seguridad, es vital que los residentes paguen a tiempo sus alícuotas.
Cuando una familia firma las escrituras de su casa, también está comprometiéndose a pagar las alícuotas mes a mes. Es una cláusula dentro del contrato de las Asociaciones de Residentes: tiene un peso legal y es un compromiso real. Faltar con el pago no solo es fallarle a los vecinos sino que también es ilegal. Que no existan demandas por alícuotas impagas en varias de las urbanizaciones de las Ciudades para Vivir es un signo de que sus comunidades son sólidas. Sin embargo, es un tema que no hay cómo descuidar. Para Milton Mazzini, administrador general de Villa Club, es importante que las alícuotas impagas se mantengan al mínimo: si no hay presupuesto suficiente para el mantenimiento, las urbanizaciones corren el riesgo de acelerar su desgaste.
Desde este año, las Asociaciones de Residentes pueden presentar demandas por el incumplimiento de las alícuotas. Gracias al nuevo Código Orgánico General de Procesos (Cogep), las asociaciones podrán ir a un juzgado inclusive sin la asesoría de un abogado, en un proceso bastante ágil. Claro, nadie quiere llegar a esos extremos, pero si luego de haber utilizado todos los recursos disponibles y los deudores son recurrentes, la demanda es la salida. Gloria Basantes, presidenta de Rey Arturo, está preparando una posible demanda porque tiene deudores que no cancelan sus alícuotas hace más de seis meses. “Hemos hecho de todo, conversar, mandar recordatorios, intentar llegar a acuerdos, pero nada ha funcionado”, dice Gloria preocupada situación. Ella sabe que basta una sola familia para poner en riesgo no solo a su urbanización, sino a todo un proyecto.
Las urbanizaciones de las Ciudades para Vivir son muy completas. Tienen piscinas, canchas deportivas, parques, pero también traen un bien intangible: la capacidad de aportar individual y familiarmente a la creación de comunidades fuertes, donde los vecinos son aliados, socios y hasta amigos. Las alícuotas son la manera en que mostramos respeto con ellos, de una manera son la forma material en la que mostramos nuestra voluntad de construir una urbanización cada vez mejor. Sin su pago oportuno, se pone en riesgo el equilibrio financiero que hace que las urbanizaciones sean un éxito. Por eso, las alícuotas pagadas a tiempo son el camino al éxito.