Por las mañanas, las plantas, por las noches, la salsa
Nadie lo sabe pero John Alvarado Tomalá es parte de tres orquestas tropicales. Lleva cinco (de sus veinticuatro) años trabajando para Villa del Rey, que en agosto de 2016 tuvo su aniversario número cinco: John es uno de los colaboradores fundadores de la empresa. Cuando empezó, ni siquiera comenzaba la construcción de las urbanizaciones. Ahora, nueve urbanizaciones se levantan en el terreno y John es uno de los encargados de cuidar las plantas y árboles que pasarán a ser parte del proyecto urbanístico. “Me encanta trabajar aquí porque conozco a muchísimas personas: mis compañeros, los arquitectos” —dice mientras hace una pausa en su trabajo— “En Navidad hacen fiestas donde se reúnen todos los trabajadores que no conocemos de la empresa”. Pero pocos saben que John se dedica a cantar en sus ratos libres en la orquesta de Dante de la parroquia Los Lojas, Son Tropical de Pascuales y Yépez Band. Las tres bandas tocan ritmos tropicales como cumbia, salsa y merengue, los géneros favoritos de John, que dice emocionado que su banda fue una de las primeras en tocar El caballito de palo antes de que fuera conocidísima. A él, además, le encanta bailar estos ritmos y las coreografías son parte esencial de sus presentaciones en el escenario.
Él empezó a cantar desde la escuela. Uno de sus primeros recuerdos es cantar La mochila azul de Pedro Infante. John dice que lleva toda su vida dedicado a la música: esa es su pasión. En sus inicios, cantaba pasillos, pero cuando regresó del servicio militar, lo reclutaron para nuevos proyectos: las orquestas tropicales. En los cumpleaños de los colaboradores de Villa del Rey, les dedica la «la famosa ranchera Felicidades.»
John se pasa los días entre cuidar los árboles en el vivero de Villa del Rey y ensayar para presentarse en matrimonios, fiestas de quince años, bingos bailables, serenatas. Pero a veces mezcla sus dos facetas y les canta a las plantas durante su trabajo, porque como bien lo sabe su compañero José Mero, otra nota, las plantas crecen mejor cuando les hablan y, en este caso, les cantan.