Los niños pueden salvar el planeta - La Colmena

Los niños pueden salvar el planeta

Cuando somos niños, solemos creer con mayor facilidad en aquello que para un adulto parece imposible. Esa fe es necesaria para desarrollar pequeñas acciones capaces de cambiar el mundo.

Recolección de tapas de plástico con fines ambientales y benéficos
Recolección de tapas de plástico con fines ambientales y benéficos

Con la evolución de la tecnología, han cambiado también nuestros hábitos de consumo. Así como hace 80 años era imposible pensar que un viaje de New York a Tokio podía lograrse en catorce horas, tampoco era imaginable que el plástico se pudiera convertir en un elemento tan utilizado en nuestra cotidianidad. Este material que fue sintetizado a partir de derivados del petróleo en los años veinte del siglo pasado, revolucionó el mundo, pues su utilización se volvió común en los ámbitos doméstico, industrial y comercial. Desde audífonos hasta tachos de basura; todo está hecho de plástico, y se estima que el planeta produce al año 300 millones de toneladas de este producto. Sin embargo, no todo este material logra ser reciclado y una gran parte termina en el mar, en vertederos o en las calles, convirtiéndose así en un grave problema ambiental, cuya solución está en el reciclaje.

Santiago Rodríguez, de nueve años, y su hermano Francisco, de seis, tienen claro de qué va el asunto y desde el año pasado se han puesto la tarea de salvar a planeta, una tapita a la vez. Los dos hermanos son residentes de La Marina en Ciudad Celeste y estudian en el colegio Alemán Humboldt, ubicado en esta Ciudad para Vivir. En 2015, Santiago fue presidente de su curso, y desde allí, junto a sus compañeros, comenzó una campaña de reciclaje que en poco tiempo integró a la sección completa de escuela. “Todo comenzó luego de leer un libro que me regaló una tía, Reciclar es la solución. Al comienzo reciclamos pilas y baterías, pero como los niños no deberían manipularlas por seguridad, este año cambiamos a tapas de plástico”, comenta Santiago, emocionado por el proyecto. Las tapas que se necesitan para reciclar son tapas PET, es decir de cualquier envase plástico como shampoo, agua o refrescos.

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Pero no todo termina ahí, el dinero que se logre recaudar del material reciclado irá destinado a la Asociación Ecuatoriana de Padres y Adolescentes con Cáncer (Asonic). Este tipo de iniciativas ya se han realizado en otros países; en Veracruz, México,  la Asociación Mexicana de Ayuda a Niños con Cáncer (Amanc) mantiene una campaña de reciclaje desde hace seis años, con la finalidad de ayudar en el tratamiento de los pacientes que padecen esta enfermedad.

Ana Bermúdez, abuela de los hermanos Rodríguez, ayuda a sus nietos en la recolección de tapas y ha extendido la campaña a los demás habitantes de Ciudad Celeste a través del grupo de yoga de La Serena o en las presentaciones de teatro para niños que realiza en la sede social de La Marina. Dentro del colegio, los pequeños pasan de curso en curso pidiendo las tapitas plásticas a sus compañeros para luego llevarlas a una planta recicladora que les dará a cambio el dinero para la fundación de niños con cáncer.

Cuando somos niños, solemos creer con mayor facilidad en aquello que para un adulto parece imposible. Esa fe es necesaria para desarrollar pequeñas acciones capaces de cambiar el mundo. La recolección todavía continúa, así que en lugar de tirar a la basura las tapas de gaseosa o jugo que consumen en su casa, pueden contribuir con esta causa, acercándose al Colegio Alemán de Ciudad Celeste o comunicándose al 2184666 con Ana Bermúdez, la abuela de los pequeños recolectores, que los ayuda a desarrollar el proyecto.


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