Vivir sin plástico es posible
Para Lauren Singer la basura es solo para quienes les gusta desperdiciar. Si ella ha logrado reducir casi por completo el consumo del elemento de mayor contaminación en el mundo, nosotros también podemos adoptar algunas prácticas de reciclaje.
El plástico hoy en día está en todo. Vivir sin este elemento parecería imposible, pero a sus veinticinco años, Lauren Singer lo ha logrado. Ella es una joven neoyorquina quien se ha propuesto dejar una huella mínima en el planeta. Y va por buen camino. Toda la basura que ha generado en los últimos cuatro años entra en un jarro de quinientos gramos, como en los que se envasa mayonesa. Allí se pueden ver los stickers que vienen con la fruta, o alguna que otra etiqueta de ropa. Para ella la basura es solo para quienes les gusta desperdiciar. Si ella ha logrado reducir casi por completo el consumo del elemento de mayor contaminación en el mundo, nosotros también podemos adoptar algunas prácticas de reciclaje.
No todo lo que arrojamos al tacho de la basura debería, en efecto, ir ahí. De acuerdo a un estudio de la universidad de Duke, dos tercios —un 60%—de los desperdicios que surgen de los hogares, podrían reciclarse. Eso quiere decir que más de la mitad de las cosas que arrojamos a nuestros basureros puede tener una segunda vida. Para Lauren lo primero que se debe realizar es entender a nuestra basura. Observar nuestros tachos y conocer su composición: plásticos, orgánica, inorgánica, vidrios, entre muchos más. Desde allí se pueden tomar decisiones en el hogar. Podemos evitar botar contenedores de vidrio para reemplazar a los que usamos de plástico. En el vidrio, además, los alimentos se conservan mucho mejor.
Una sola botella de plástico puede tardar alrededor de mil años en descomponerse. Cada año se produce una cantidad exorbitante de este material, que si se lo junta todo podría darle cuatro vueltas enteras a la Tierra. El espacio que ocupa es enorme, y su existencia —aunque sea en un botadero— estorba, pues muchos de los animales que comemos —como los pescados— se están llenando el estómago de micro plástico. Esas son algunas razones para que los habitantes más racionales del planeta, tomemos conciencia de lo que podemos hacer para evitar un deterioro acelerado. Fátima Dávila es residente de Hermés en Villa Club y ella ha decidido tomar pequeñas medidas en su casa para contribuir a la disminución del uso de plástico. Ella lleva sus propias fundas de tela al supermercado y en ellas guarda lo que compra. “Pareciera una cosa difícil, pero no lo es, es cuestión de práctica” cuenta Fátima “yo guardo en un mismo lugar todas las fundas dentro de una sola, y así se me hace más fácil llevarlas al supermercado”. Los cambios globales están en esas pequeñas acciones que cada uno puede realizar en su día a día.
En Guayaquil existen varias opciones para reciclar nuestra basura. Hay empresas que compran este material. Con el papel se genera más papel. Con los tetra packs se pueden hacer materiales de construcción. Incluso el plástico puede volver a tener una nueva vida. En vez de enviar todo a un mismo tacho, hay que clasificar. Un tacho solo para papeles, otro para tetra packs, otro para vidrios, otro para plástico, y otro para basura orgánica. Es la clasificación básica que evitará que los rellenos sanitarios, donde termina toda la basura, colapsen. Solo en Daule, se arrojan cien toneladas a diario.
Los cambios comienzan desde nuestros hogares pero también pueden multiplicarse a comunidades enteras. En las Ciudades para Vivir ya existen algunas urbanizaciones en donde las familias reciclan en conjunto. En Hermés de Villa Club hay contenedores alrededor de la urbanización para depositar únicamente botellas PET. Cuando estos contenedores se llenan, llaman a un señor que les compra el plástico. Pese a que la ganancia económica no es mucha —recaudan aproximadamente 25 dólares por mes—, las familias se muestran empeñosas en esta actividad. Más allá de lucrar, es contribuir de alguna manera con el planeta en el que todos vivimos.
Algo similar ocurre en Murano y Coral de La Joya en donde también poseen contenedores comunales para el plástico. En Rubí y Platino también aplican lo mismo que en Hermés. El siguiente paso será incluir no solo plástico sino otros elementos como el tetra pack, o papel. Si bien podemos empezar desde casa, reciclar en comunidad es mucho más fácil y las ganancias son mas grandes aun.