La Colmena

Para una persona que se acerca a la tercera edad, vivir sola suena arriesgado y hasta peligroso. Ese no es el caso de Alma Ríos de sesenta y tres años, quien desde el 2007 hizo de una de las Ciudades para Vivir, su hogar y el de sus tres poodles. Este diciembre, Alma, quiere ganar el premio a la mejor decoración navideña, un concurso que se organizó al interior de la urbanización Coral, en la que vive. Enfrenta este reto con la ayuda de sus vecinos coralinos de La Joya, quienes la ven a diario paseando por las calles del conjunto residencial con sus perritos.

A pesar de vivir sola, a Alma nunca le ha faltado compañía; sus vecinos siempre están pendientes de ella. Durante su tratamiento de quimioterapia el año pasado, Denisse quien vive a dos casas de la suya, le preparaba la sopa para el almuerzo. Un día de diciembre Isabel, otra de sus vecinas, le tocó la puerta; quería saber por qué no había prendido las luces decorativas y si se encontraba bien. La oscuridad de la fachada de la casa de Alma, había sido, en efecto una alerta. Ese día ella no se sentía bien: se le había subido la presión. Quienes viven con Alma en la misma urbanización siempre están dispuestos a darle una mano, como cuando quiso colocar el trineo inflable en el techo de su casa: hubo ayuda de sobra.

Alma está muy contenta de aprovechar esta etapa de su de vida en La Joya. Cree que es la mejor inversión que ha hecho con los ahorros de toda su vida. Ella adquirió su casa en treinta mil dólares, y hoy cuesta cerca de sesenta y cinco mil – un valor que seguramente seguirá incrementando ya que de acuerdo a un estudio de Georgia Tech, este sector es el nuevo polo de desarrollo urbano -.

Alma es guayaquileña pero a los veintidós años emigró a Nueva York. Al pasar de los años supo que ese no era el lugar donde quería vivir su retiro; lo que ella buscaba era un sitio amigable con las personas mayores y en este proyecto urbanístico lo encontró.

Planificó cautelosamente su regreso al Ecuador, y con ayuda de su hermana logró gestionar la compra de su casa desde Estados Unidos. A finales de 2007 tomó un avión de vuelta a su ciudad y ese mismo día abrió por primera vez las puertas de su nuevo hogar. Tan orgullosa está de su casa que y tan contenta se siente con la vida que lleva, que le convenció a una amiga de Estados Unidos, para que viniera a vivir a Guayaquil. Ahora, su amiga también adquirió una casa en las Ciudades para Vivir, y este año llegará, huyendo de los rascacielos y del tráfico caótico de las grandes metrópolis.

Para lograr un envejecimiento activo y saludable las ciudades deben contar con entornos urbanos integradores y accesibles. Lo dice la Organización Mundial de la Salud, OMS, y en La Joya, Alma se siente parte de una gran familia. Los lazos son tan estrechos entre los que allí viven que el hijo de Isabel decidió elegirla como madrina. Entre vecinos comparten la cotidianidad, las alegrías, las penas y hasta los ingredientes para cocinar. Cuando a ella le hace falta algún tomate o una cebolla, no duda en llamar a alguna de sus vecinas para que se lo preste y así, prepara el almuerzo.

En su hogar, también se siente segura, y por eso pasea con sus perros a las doce de la noche, sin ninguna preocupación.

Esta Navidad, Alma quiere que su casa sea la mejor decorada, y para eso se ha esmerado. Tiene de todo, desde forros navideños para las sillas, edredones temáticos, luces de todos los colores y hasta disfraces de reno para sus tres poodles. Quien gane el concurso no tendrá que pagar alícuotas por tres meses, pero para Alma, más que el premio, lo que le motiva es la satisfacción de haberse esforzado por que su casa quede decorada. Si gana, su mayor alegría será compartir el triunfo con la comunidad que la ayuda día a día.