El agua te sana
Una sesión de hidroterapia consiste de movimientos muy parecidos a los aeróbicos. Estos ejercicios los dicta el fisioterapeuta Guido Copossela, residente de La Joya.
Juana Correa ha vivido cuatro de sus ochenta y dos años en La Joya. “La mejor decisión para la última etapa de mi vida fue haberme mudado aquí a Quarzo” dice, en compañía de su esposo Augusto. Allí han encontrado la tranquilidad que no les ofrecía Las Acacias, el barrio guayaquileño en donde vivieron gran parte de su vida. Además de contar con un ambiente sereno, en Quarzo han encontrado salud. Todos los viernes se meten a las siete y media de la noche, junto a otras seis personas, para practicar hidroterapia, unos ejercicios que dicta su vecino fisioterapeuta Guido Copossela.
El ser humano tiene una relación inquebrantable con el agua. Nuestros primeros nueve meses los vivimos nadando en la placenta de nuestra madre. Allí dentro nos formamos y hacemos nuestros primeros movimientos. A medida que crecemos, el agua nunca pierde su potencial para nuestro desarrollo. Dentro del agua nuestro cuerpo flota, y perdemos la sensación de su peso. Por eso resulta mucho más fácil realizar ejercicio y lo pueden realizar todos: desde bebés hasta ancianos. En La Joya, gracias a que todas las urbanizaciones cuentan con piscina propia, los residentes pueden disfrutar de una de las actividades físicas más completas.
Desde hace seis meses Stanley Jama ha dejado de practicar su deporte favorito, el fútbol. Durante su último partido dio una mala patada y se lesionó la rodilla. “No me hice tratar a tiempo y se me terminaron derramando los líquidos de la rodilla” dice angustiado, refiriéndose a una grave inflamación que sufrió. Fue entonces que en el club de su urbanización leyó un anuncio en la cartelera con información sobre rehabilitación física. Se trataba de las terapias que ofrece Guido Copossela, su vecino en Quarzo. “Es un excelente profesional, y lo digo porque también soy médico, luego de sus terapias he tenido mejoras increíbles” dice Stanley. Gracias a las terapias de Guido, Stanley retomó el ejercicio que tanto le hacía falta, solo que esta vez desde la piscina, todos los viernes a las 19h30..
Una sesión de hidroterapia consiste de movimientos muy parecidos a los aeróbicos. Los asistentes saltan abriendo las piernas, hacen bicicleta con la ayuda de tubos flotadores, y lanzan puños debajo del agua. “Estos ejercicios no tienen ningún tipo de restricción, no solo tonifica el cuerpo sino que además brinda alivio y relajación muscular” explica Guido quien ha cursado varios diplomados en esta disciplina. Durante una hora, Juana Correa se mete a la piscina todos los viernes para hacer el único ejercicio puede a su edad, anhelando que su marido —quien la observa desde las sillas del club— se anime también y deje su temor al frío.